"Regina, ¿hiciste que Jacobo se fuera otra vez?" Feliciano se acercó con aires de superioridad. "¿No puedes calmarte un poco y ser más sensata, como Aitana? ¿Por qué siempre tienes que causar problemas? Tanto que insistías en casarte con Jacobo y ahora que estás a punto de lograrlo, no aprovechas la oportunidad. La boda está por comenzar y el novio se ha ido, ¿qué clase de ceremonia será?"
Regina no dijo nada, solo lanzó una mirada indiferente hacia sus padres, quienes siempre habían demostrado su parcialidad hacia su hija adoptiva, Aitana.
De hecho, esa era la primera vez que se encontraba con ellos después de haber renacido. Parecía que solo cuando les causaba vergüenza, se daban cuenta de su existencia. De lo contrario, ni siquiera les importaría si ella muriera.
En su vida anterior, cuando murió buscando su ayuda, ellos estaban ocupados organizando una gran fiesta por el cumpleaños para Aitana. Mientras sus padre y su hermana adoptiva disfrutaban felices, como una familia, ella estaba rodeada de desesperación. El cumpleaños de Aitana también se convirtió en su día de duelo.
"Regina, ¿por qué nunca nos dejas en paz?"
"No solo nos haces pasar vergüenza, también afectas a Aitana."
"A pesar de que ambas son nuestras hijas, no espero que seas tan exitosa como Aitana, solo desearía que no causaras problemas". Se quejó Greta con frustración.
Con un rostro impasible, Regina respondió: "No se preocupen, la boda se llevará a cabo como estaba previsto. Vayan a esperar afuera."
Feliciano la miró, luego se llevó a Greta.
Una vez que se fueron, como si disfrutara del espectáculo, Aitana se burló de Regina, se acercó a su oído y le susurró con voz baja: "Regina, hoy te convertirás en el hazmerreír de toda la ciudad. ¿Cómo vas a celebrar una boda sin un novio? Jacobo fue a buscar a Vanesa, ¡y no volverá en varios días!"
"¡Zas!"
Una bofetada cayó fuertemente en el rostro de Aitana, quien con una cara de asombro, levantó la vista hacia Regina y le gritó: "¡Estás loca!"
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