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El Arte de la Venganza Femenina romance Capítulo 107

—Aunque platiques con él en persona, no va a cambiar nada. Primero, no le interesa tu proyecto de drones, y segundo, ni siquiera sé si podría cumplir con tus expectativas.

Ariana sabía que, si no le daba una respuesta que él pudiera aceptar, Esteban no se iba a rendir.

—Sigo pensando lo mismo, quiero hablar con él en persona —insistió Esteban, sin ceder ni un centímetro.

—Mi amigo es muy tímido, le cuesta convivir con extraños. Si de verdad quieres platicar, puedo preguntarle de nuevo qué opina —Ariana fingió ceder un poco.

El semblante de Esteban se relajó de inmediato, y su tono también bajó la guardia.

—Bueno, gracias.

Ariana se quedó sorprendida.

¿De verdad le había dado las gracias?

¿Apocalipsis confirmado? ¿Lloverán ranas?

Este tipo, con tal de conseguir lo que quiere, sí que sabe cuándo ceder y cuándo apretar. Debería aprenderle un par de trucos.

El resto del camino fue silencioso. No volvieron a decir palabra hasta llegar a Residencial Senda Nueva.

Esteban estacionó el carro en el lugar de Ariana. Cuando bajaron, él intentó devolverle las llaves.

Ariana le hizo una seña para que se las lanzara.

Esteban no dijo nada, pero obedeció. Lanzó las llaves describiendo una curva perfecta, y Ariana las atrapó al vuelo sin esfuerzo.

Con las llaves en la mano, Ariana se dio media vuelta y se fue, sin despedirse ni decir palabra de más.

—Espera —la llamó Esteban, que seguía parado junto al carro.

Ariana ya se había alejado unos metros, pero se detuvo y se volteó, frunciendo el ceño como preguntando con la mirada qué quería ahora.

El tipo no dijo nada, solo levantó la mano e hizo el gesto de llamar por teléfono, bien claro. El mensaje era obvio: “quítame del bloqueo, ¿no? Así podemos hablar por celular cuando se necesite.”

Ariana no respondió. Solo se dio la vuelta y entró al elevador.

Sabía que Esteban no se iba a quedar esa noche ahí, y menos después de que ella aceptara intentar contactar al amigo que él buscaba. Ya no tenía razones para quedarse.

Como suponía, cuando las puertas del elevador se cerraron, él tampoco hizo el intento de seguirla.

Ariana llegó a su departamento y lo primero que hizo fue irse a bañar, porque el olor a alcohol le molestaba y no lo soportaba ni tantito.

Después se acostó en la cama, aunque todavía era temprano y el sueño ni se asomaba.

¿Debería desbloquearlo?

Ariana abrazó las sábanas, dándole vueltas al asunto. Al final, decidió que no.

Capítulo 107 1

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