El Arte de la Venganza Femenina romance Capítulo 18

Por otro lado, aunque Ariana había sentido cómo el incidente en el elevador le removió el ánimo, no dejó que se notara en su cara. Ese día era la fiesta de cumpleaños de su maestro, y sin importar lo que pasara, tenía que mostrarse alegre.

Después de la celebración, cuando volvió al hotel donde se estaba quedando, ya casi daban las nueve de la noche.

Ariana se metió a bañar rápido y, todavía sin sueño, tomó su cuaderno de dibujo y se puso a dibujar de nuevo. No paró hasta que el reloj marcó casi las tres de la madrugada. Soltó el lápiz y, por fin, se fue a dormir.

Esa noche, por primera vez en mucho tiempo, logró descansar. No tuvo pesadillas.

...

Al día siguiente, al despertar, Ariana se arregló, desayunó en el restaurante del hotel y luego tomó las tres ilustraciones de retratos que había hecho la noche anterior. Tenía un destino en mente.

Estando divorciada, ahora podía moverse con libertad para buscar pruebas y, después, encontrar la manera de meter a Esteban a la cárcel.

Aunque al final no lograra que terminara tras las rejas, mínimo se iba a asegurar de que el tipo pagara caro todo lo que le hizo.

Ariana tenía claro que, para vengarse, no importaba si pasaban diez años o una vida entera; nunca era tarde para ajustar cuentas.

...

A eso de las diez y media de la mañana, Ariana tomó un taxi y llegó a Manufacturas Modernas, en la zona norte de la ciudad.

—En unos días vamos a trabajar juntos otra vez. ¿Qué es eso tan urgente que no puede esperar? ¿De verdad no podías aguantar un par de días más?

Álvaro Méndez le echó una mirada a Ariana, que había llegado de nuevo a buscarlo, y después siguió pintando con oro el jarrón de cerámica blanca que tenía frente a él.

No paraba de hablar ni un segundo.

—Ayer nos vimos y hoy otra vez. ¿Te caigo tan bien que si no me ves un día ya no aguantas?

Álvaro tenía muchas virtudes, pero su boca era una de esas cosas que a veces daban ganas de aventarlo por la ventana.

Ariana ni lo peló, se acercó directo, sacó de su folder tres retratos a lápiz y se los puso enfrente.

—Quiero encontrar a estos tres extranjeros. No sé ni sus nombres ni sus edades. ¿Me puedes ayudar a pedirle a tu hermano que los busque? Considéralo un favor pendiente; te lo voy a pagar.

Álvaro tenía un hermano que era jefe de la policía. Si él aceptaba, había muchas probabilidades de dar con los tipos.

Álvaro detuvo lo que hacía y echó un vistazo a los papeles que Ariana le extendía. Frunció el ceño, esos ojos tan expresivos delataban cierta molestia.

—¿Para qué los buscas?

¡Qué coraje! Ariana cada vez dibujaba mejor. ¿Por qué hasta en eso tenía que superarlo?

Capítulo 18 1

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