El Arte de la Venganza Femenina romance Capítulo 212

Durante su estancia en la base de investigación, Ariana aprovechó los ratos libres para ajustar su plan de venganza, tomando en cuenta todo lo que había aprendido hasta ahora.

En su vida anterior, Esteban había cometido actos tan despreciables que ni siquiera un animal sería capaz de hacerlo. Ariana no podía creer que en esta vida él fuera diferente, que de repente se hubiera vuelto una persona decente.

Sabía que, si seguía su plan al pie de la letra, tarde o temprano lo atraparía con las manos en la masa.

Esteban siempre andaba buscando “robar talento”, así que, pensó Ariana, sería mejor cavarle una trampa y dejar que él solito cayera en ella.

Conociéndolo, haría cualquier cosa con tal de lograr sus metas, sin importarle a quién pisoteaba.

Lo único que temía Ariana era que él no hiciera ningún movimiento. Mientras él diera un paso en falso, ella tendría la oportunidad perfecta para actuar.

Después de repasar todo su plan, Ariana continuó revisando los otros mensajes que tenía pendientes.

Entre ellos, encontró uno de la persona a la que había encargado vigilar en secreto a Marisol Valdés. El mensaje había llegado la semana pasada.

Ahí le informaban que Marisol ya había mordido el anzuelo, solo faltaba esperar el momento preciso para cerrar la trampa.

En su vida anterior, Marisol había arruinado a su padre, dejando que terminara en desgracia y hasta en la cárcel. Ahora, Ariana pensaba devolvérsela con la misma moneda, haciéndole probar el mismo sabor amargo de la humillación y la ruina.

Ariana solo respondió con siete palabras:

[Hazlo bien, que no falle el golpe.]

Quizá por todo lo que traía en la cabeza esa noche, Ariana dio vueltas y vueltas en la cama y no logró dormir hasta pasadas las dos de la mañana.

...

Por la mañana, mientras desayunaban, Julián notó las ojeras marcadas bajo los ojos de su hija y preguntó con preocupación:

—¿No te has acostumbrado a dormir en tu cama después de tanto tiempo fuera?

Ariana negó con la cabeza.

—No es eso, papá. Es que estos días he estado inspirada y me desvelé escribiendo varias noches. Por eso me ves así, pero no te preocupes, en unos días me recupero.

Julián dudó un poco, pero al final no pudo contenerse.

—Ari, ¿me dejarías leer uno de tus libros? Digo, si no te molesta.

Capítulo 212 1

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