Entrar Via

El Arte de la Venganza Femenina romance Capítulo 223

Ariana estaba segura de que las amenazas de Romeo no eran solo palabras al viento. Ese tipo era capaz de todo para librarse de las consecuencias, y si Liam se enteraba, con la personalidad que tenía, era imposible que se quedara de brazos cruzados.

El policía que la había interrogado antes había cambiado de actitud por completo. Salió un momento y, al regresar, anunció que el video de vigilancia borrado ya había sido recuperado. Además, con el testimonio de la empleada Luisa, quedó claro que el uso del gas pimienta por parte de Ariana había sido en defensa propia.

Todo eso confirmaba lo que Ariana sospechaba desde un inicio.

Ahora, ni siquiera tendría que usar el video de respaldo que guardaba en su celular.

La verdad, hasta le convenía. Así evitaba una sanción, porque aunque su intención había sido demostrar su inocencia, hackear el sistema de cámaras del local seguía siendo un delito. Si entregaba esa grabación, se arriesgaba a que le pusieran una multa o, peor aún, pasar unos días detenida.

Ariana salió de la sala de interrogatorio y apenas puso un pie en la zona de recepción, vio a Luisa sentada ahí.

—¿No te has ido? —preguntó Ariana, caminando hacia ella.

Luisa se puso de pie apresurada y negó con la cabeza.

—Te estaba esperando, ¿estás bien?

—Estoy bien —respondió Ariana, sonriendo un poco—. Pero todavía no me puedo ir, voy a quedarme para denunciar a Romeo por amenazas y difamación. Mejor regresa tú, ¿sí? Acuérdate de apartarme esos dos conjuntos que te pedí. Cuando termine aquí paso a recogerlos.

Apenas terminó de hablar, Ariana vio cómo traían a Romeo escoltado hacia adentro.

Y al frente, con esa presencia firme y dura que no podía pasar desapercibida, venía Liam.

Romeo, al ver a Ariana, se puso furioso de inmediato. Todo su desastre de ese día era culpa de ella, y el odio le brotó por los ojos. Olvidó por completo los consejos que su mamá le había dado antes de venir.

De pronto, giró sobre sus talones, dispuesto a lanzarse hacia Ariana, mientras soltaba insultos:

—¡Maldita desgraciada!

—Oficial, quiero denunciarlo por amenazas, intimidación y difamación —dijo Ariana, mirando directo a los ojos de Liam, dejando claro cada palabra—. El video de la tienda ya está recuperado, y ahí está la prueba.

—¡Maldita! Ni porque no te denuncié por lesiones, deberías estar agradecida, ¿y todavía te atreves a levantarme cargos? —Romeo volvió a perder el control.

Siempre había vivido protegido por el dinero de su familia y el puesto de su tío en la comisaría. Aunque solo fuera jefe de una delegación, bastaba para que Romeo se sintiera el rey de la zona.

Claro, su valentía solo llegaba hasta pisotear a gente sin poder, a chicas ingenuas o a las que buscaban algún beneficio de él.

Así vivió, haciendo de las suyas durante años, hasta que hoy se topó con Ariana, que no tenía ni una pizca de miedo.

Romeo se encendía más y más solo de pensarlo. Sabía que a Ariana le gustaba Esteban, así que, para lastimarla donde más le dolía, soltó una carcajada burlona y preguntó:

—¿Sabes por qué Esteban nunca te hace caso?

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Arte de la Venganza Femenina