Ariana se quedó sentada en silencio en el asiento del copiloto, observando con calma cómo Jazmín y Marcos intercambiaban palabras, como si estuvieran librando una batalla invisible.
—¿Invitaste a la señorita Montiel? —preguntó Jazmín, aprovechando el momento para lanzarle la pregunta.
A Ariana le sonó el nombre: Tatiana, la hija mayor de la tía de Marcos. La había visto un par de veces y todavía la recordaba. Era una chica alegre y simpática, imposible de olvidar. Sin embargo, si Marcos también había invitado a Estela, entonces Jazmín tenía claro que no pensaba ir.
Marcos, adivinando lo que cruzaba por la mente de Jazmín, soltó una sonrisa y respondió:
—Tranquila, no la invité.
—¿Y por qué me dices que me tranquilice? —Jazmín le lanzó una mirada de fastidio antes de insistir—. ¿Y por qué no la invitaste?
Marcos levantó los hombros, resignado.
—Todavía ni andamos, ¿con qué cara la invito a la fiesta de cumpleaños de alguien de mi familia?
Así que era por eso. No es que hubiera dejado de buscar a Estela, simplemente aún no lo lograba.
Jazmín lo había presentido desde antes. La primera vez que Marcos mencionó la palabra “amor de verdad”, ella ya se había preparado para esto. Sintió una punzada en el pecho, como si algo se hubiera atorado en su corazón.
Ariana, notando la incomodidad de Jazmín, miró preocupada a su amiga y no pudo evitar preguntarle a Marcos:
—Señor Gamboa, ¿de verdad solo podría ser la señorita Montiel? ¿Y si te dice que no, la vas a dejar ir?
Marcos se quedó pensativo, como si nunca hubiera considerado esa posibilidad. Después, se encogió de hombros y sonrió:
—Si me rechaza, pues le sigo intentando. ¿A poco crees que soy de los que se rinden tan fácil?
No respondió la primera pregunta de Ariana, pero para Jazmín, la respuesta a la segunda fue como un golpe directo al corazón. El poco valor que había reunido acababa de desvanecerse, como si le hubieran apagado una chispa.
—Bueno, ¿qué onda? ¿El próximo viernes en la noche tienen chance de venir? Va a haber juegos, se va a poner bueno —Marcos volvió a invitarlas, tratando de aligerar el ambiente.
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