Entrar Via

El Arte de la Venganza Femenina romance Capítulo 284

Estela dio un paso al frente, sonrió y asintió con la cabeza.

—Sí, así es.

Luego, volvió la mirada hacia Tania, que estaba a su lado, y le dijo:

—Tania, ¿no dijiste que querías abrir los regalos tú misma? ¡Ándale, hazlo!

—¡Sí! —Tania volvió a sonreír con esa chispa alegre en el rostro. Se inclinó, tomó el marco por los bordes y empezó a quitar el papel kraft con sus propias manos. Pronto, la pintura al óleo quedó al descubierto.

Era un paisaje lleno de luz y colores vivos, con mucho sentido de profundidad; la manera en que jugaba con las sombras hacía que la escena se sintiera casi real. Ariana, mientras observaba la pintura, no pudo evitar pensar en lo bien lograda que estaba. Se notaba el talento detrás de cada trazo.

Los demás que miraban también quedaron encantados, y no tardaron en empezar a elogiar la obra.

—Estela, qué talento tienes, ¡parece una fotografía!

—Miren esas nubes, parece que fueran a moverse en cualquier momento.

—Tania, ¿vas a ponerla en tu cuarto? Imagínate despertar y ver esto cada mañana, seguro te da un buen ánimo para todo el día.

Las amigas de Tania no paraban de hablar, rodeando la pintura de Estela y soltando comentarios llenos de entusiasmo.

Tania, siempre tan alegre y dicharachera, ya había olvidado el mal rato de hace un momento. Con una sonrisa desbordante, se giró hacia Estela para agradecerle de corazón.

A Rebeca, que era muy aficionada a las obras de arte y tenía varias pinturas reconocidas en casa, también le fascinó la pieza. No dejaba de admirar la destreza de Estela.

Ver a todos tan contentos con su pintura llenó a Estela de orgullo y cariño. En el fondo, agradeció de nuevo los consejos sinceros que Marcos le había dado alguna vez.

Sin pensarlo, levantó la mirada para buscar a Marcos. Pero él, en ese instante, estaba inclinado hacia la joven a su lado, conversando con una sonrisa suave y relajada en el rostro. Nada que ver con las sonrisas forzadas que solía dedicarle a ella.

Ariana asintió.

—Sí, traje una pintura, aunque es pequeña. Por eso la puse en un marco.

—¡Yo quiero verla! ¿Dónde la pusiste, Ari? —preguntó Tania, con los ojos brillando de emoción y una sonrisa que no podía ocultar su impaciencia.

Estela, sorprendida, parpadeó varias veces. No era la única curiosa; tenía muchas ganas de ver la obra de Ariana.

Bajo la atenta mirada de todos, Ariana fue hasta la mesa, tomó su caja de regalo y se la entregó a Tania con una sonrisa cálida.

—Feliz cumpleaños, Tania.

—¡Gracias! —Tania recibió la caja con ambas manos y, emocionada, empezó a abrir el envoltorio.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Arte de la Venganza Femenina