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El Arte de la Venganza Femenina romance Capítulo 285

—¡Guau! ¡Es un gato precioso! —exclamó Tania llena de sorpresa—. Ari, ¿cómo supiste que me encantan los gatos?

Ariana Santana le dedicó una sonrisa a Jazmín Torres antes de contestar.

—Me enteré gracias a Jaz que te fascinan los gatos, pero como eres alérgica a su pelo, nunca has podido tener uno. Así que pensé: ¿por qué no pintarte un gato para que te acompañe siempre? Por eso elegí este cuadro como tu regalo de cumpleaños.

—¡Gracias, Ari! ¡De verdad me encanta! —Tania abrazó el cuadro conmovida, casi sin poder ocultar la emoción—. Y gracias también a ti, Jaz.

Jazmín sonrió y soltó:

—No tienes que agradecer, lo importante es que te haya gustado.

—Tania, ¿me dejas verlo? —pidió Estela Montiel, que apenas había alcanzado a ver el cuadro de reojo y quería apreciarlo mejor.

Tania, con una sonrisa radiante, le pasó el cuadro sin dudar.

—¡Claro, Estela! Adelante.

Estela lo tomó entre sus manos y mientras más lo miraba, más se asombraba.

El pelaje blanco y largo del gato parecía tan real y delicado que casi podía sentirlo. Los colores estaban perfectamente combinados y la técnica era impecable. El encuadre del cuadro capturaba esa actitud perezosa y encantadora de los gatos, como si el animal pudiera saltar del marco en cualquier momento.

No pudo evitar preguntar:

—¿Señorita Santana, usted también estudió pintura al óleo?

Pero antes de que Ariana pudiera contestar, una compañera de Tania se adelantó con orgullo.

—¡No, Estela! Ari se graduó de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de San Márquez. ¡Es súper talentosa!

Estela abrió los ojos, sorprendida.

—¿De la Facultad de Ingeniería de la Universidad de San Márquez? Eso sí que es impresionante.

Al principio, al ver el talento de Ariana con la pintura, pensó que ambas tenían formación en arte. Pero ahora se daba cuenta de que Ariana era una verdadera genio, capaz de destacar en cualquier área.

A un lado, Rebeca también se quedó boquiabierta. No tenía idea de que Ariana había estudiado en la Universidad de San Márquez. Eso la convenció aún más: tenía que convencerla de ser la tutora de su hija, costara lo que costara.

En su interior, Estela pensaba que Ariana no era nada como la describía Nerea Ferreira. Al contrario, era una joven brillante y admirable. ¿Y qué si llamaba la atención de los chicos? Con esa personalidad y talento, era algo natural.

—Gracias. En realidad, hace tiempo tomé clases con un profesor. Solo lo hago para entretenerme —respondió Ariana con una sonrisa tranquila.

La admiración de Estela creció aún más.

—¡Vaya! Si pintar por diversión te sale así de bien, tienes un don de verdad.

Los demás asintieron, sumándose a los elogios.

Ariana se sintió un poco apenada al escuchar tanto halago, sobre todo porque había escogido ese regalo con una intención especial y temía que Estela la malinterpretara. Pero, para su sorpresa, Estela no solo no se molestó, sino que la elogió junto con los demás chicos.

Aunque era la primera vez que trataba con Estela, Ariana ya tenía una excelente impresión de ella.

Sin poder evitarlo, Ariana recordó el día en su vida pasada cuando conoció por primera vez a la hermana de Estela, Lucrecia Montiel...

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