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El Arte de la Venganza Femenina romance Capítulo 291

A la mañana siguiente, la señora Montiel aprovechó un momento libre para llamarle a Lucrecia, quien seguía grabando en el set de filmación.

Lucrecia había terminado de trabajar hasta casi la madrugada, así que apenas se estaba despertando cuando recibió la llamada de su madre. En cuanto escuchó lo que le decía, el sueño se le fue de inmediato.

—No puede ser, Chema y Nere me dijeron con toda seguridad que Marcos anda detrás de Estela. Mamá, ¿no será que Estela te está mintiendo? —Lucrecia apretó el celular con fuerza mientras hablaba.

Sin embargo, la forma en que fruncía el ceño la delataba. Por más que quisiera negarlo, conocía bien a su hermana. Estela jamás mentía, ni le interesaba perder el tiempo en eso.

La señora Montiel suspiró al otro lado de la línea.

—También lo pensé. Puede que tu hermana no quiera nada con ese muchacho de la familia Varela y por eso inventó que Marcos ya tiene novia. O a lo mejor Marcos le dijo eso para que no lo rechazara de golpe y así irle llegando poco a poco. Pero Estela me enseñó una foto, una donde aparece Marcos con una tal Jazmín, la que dice que es su novia. La verdad, la muchacha se ve guapa y tiene ese no sé qué que llama la atención.

—Aunque esa tal Jazmín fuera una actriz que Marcos contrató para engañar a Estela, nadie garantiza que la muchacha no termine encariñándose y quiera que todo se vuelva realidad. Mira que Marcos tiene un apellido que pesa bastante.

—¿Entonces quieres que investigue a esa Jazmín? —preguntó Lucrecia, aunque en el fondo ya lo había decidido desde que escuchó el nombre.

De todos modos, aunque su madre no se lo pidiera, ella ya tenía pensado averiguar todo lo posible.

Pero debía cuidar cada detalle de su imagen. Tenía que recordarse a sí misma, a cada instante, que debía proyectar ser una mujer de principios, de esas que no se meten en lo que no les importa y siempre hacen lo correcto.

Porque aunque en el fondo supiera que de buena no tenía nada, mientras los demás lo creyeran, eso bastaba.

La señora Montiel no dudó.

—Ah, y también quiero que investigues a una mujer llamada Ariana —agregó de pronto.

—¿Ariana? —la voz de Lucrecia se tornó tensa—. Mamá, ¿dónde oíste ese nombre?

La señora Montiel percibió el cambio en su hija, pero no le dio muchas vueltas y contestó la verdad:

—Fue Estela quien me lo dijo anoche. Me contó que esa Ariana estuvo en la fiesta de cumpleaños de la hija de la tía de Marcos. Cuando se tomaron la foto, esa Ariana estaba justo al lado de la tal Jazmín. Se veían como buenas amigas, así que seguro son cercanas.

Lucrecia arrugó la frente con fuerza. ¡Esa mujer tenía que andar metida en todo! Y ahora, además, aparecía una tal Jazmín que le complicaba aún más las cosas.

Quien se atreviera a arruinarle sus planes, se iba a arrepentir. Nadie iba a interponerse en su camino.

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