El Arte de la Venganza Femenina romance Capítulo 292

—Sí, ya anoté todo. Cuando tenga resultados, te aviso.

Lucrecia sí que era una actriz de verdad: lo que decía y la expresión de su cara parecían de mundos diferentes.

Lástima que a través del teléfono, la señora Montiel no pudiera ver lo que en realidad estaba pasando.

—Bueno, no te quito más tiempo, sé que estás grabando. Cuídate, ¿sí?

—Lo haré, entonces cuelgo.

Apenas terminó la llamada, el enojo retorcido en la cara de Lucrecia se desbordó. Ya no podía contenerse.

No estaba dispuesta a esperar hasta el próximo jueves. ¡Quería arruinarle la vida a Ariana en este mismo instante!

Tomó su celular y marcó el número de Nerea.

...

Esa tarde de sábado, Ariana tenía una cita con Iker Saldívar para conversar sobre su próxima novela.

Si lo pensaba bien, ya llevaban varios meses sin verse.

Eligieron el mismo café de siempre, justo frente al Centro Empresarial Platino.

—Ariana, —dijo Iker, con los ojos iluminados mientras hojeaba las ilustraciones que Ariana acababa de entregarle—, ¡esto está increíble! La composición, el ambiente, la creatividad... ¡Te la volaste!

No por nada, ella era la autora original. Su manera de plasmar la historia era precisa, casi mágica.

Ariana solo sonrió.

—Gracias.

Iker parecía no querer soltar las ilustraciones.

—Si algún día tú misma adaptaras tu novela al cómic, sería un bombazo, te lo aseguro. Pero el día solo tiene 24 horas y tú no puedes clonarte. ¡Una verdadera lástima!

Por más que buscaran un estudio profesional de historietas, Iker dudaba que pudieran igualar lo que Ariana lograba con sus propios trazos.

Ariana soltó una carcajada suave.

De pronto, Iker recordó algo y aprovechó para contárselo.

—Ah, y el director me dijo que Grupo Ferreira acaba de aumentar la inversión para la serie. No mencionó la cantidad exacta, pero por su cara seguro es bastante.

A Ariana le sorprendió un poco, pero enseguida comprendió que no era nada fuera de lo normal. A final de cuentas, los empresarios siempre buscan sacar ventaja donde ven oportunidad.

De seguro, alguien de Grupo Ferreira ya había visto los primeros avances y, al notar el potencial, decidió meterle más lana al proyecto.

—En más o menos un mes terminamos las grabaciones. Ariana, ¿has pensado si vas a revelar tu identidad cuando salga la serie? —preguntó Iker, mirándola con seriedad.

—¿Otra vez la editorial te está presionando? —le soltó Ariana, arqueando una ceja.

Iker negó con la cabeza.

—No, para nada. Solo que, mira, hay muchísima gente haciéndose pasar por ti en internet. Se la pasan estafando a tus lectores y manchando tu nombre. El otro día supe de una fan que la metieron a un grupo y terminó perdiendo más de diez mil pesos. Hay demasiados casos como ese, y ni cómo denunciarlos a todos.

Lo que más le molestaba a Iker era que, entre los que fingían ser Stella, no solo había tipos asquerosos y aprovechados, también había quienes se disfrazaban de “artistas bohemios”, engañando sobre todo a las lectoras más jóvenes. El daño que causaban era tremendo.