—Voy a contactarla —dijo Esteban, y tras esas palabras, se dio la vuelta y se alejó unos pasos antes de sacar su celular del bolsillo.
Desde aquella noche, él mismo había bloqueado todos los medios para comunicarse con Ariana. Ahora, para poder marcarle, tenía que quitarla de la lista negra.
No quería que su papá lo viera, así que se apartó un poco más.
Sin embargo, en cuanto desbloqueó el número de Ariana y trató de llamarle, no logró que entrara la llamada.
Lo intentó dos veces más, sin resultado. Fue entonces cuando Esteban cayó en cuenta: ¡ella lo había bloqueado a él!
Sus ojos, tan profundos como un pozo oscuro, reflejaron un asombro que no supo si le daba coraje o risa.
¿Que lo había bloqueado?
¡Perfecto!
Colgó y, sin perder la calma, marcó otro número.
Esta vez, la respuesta llegó casi al instante, la voz del otro lado sonaba respetuosa.
—¿Presidente Ferreira? ¿En qué puedo ayudarle?
Resultaba que Esteban había marcado el número de Gonzalo, su asistente.
—Necesito que... —empezó Esteban, pero al llegar el momento de decir el nombre de Ariana, titubeó.
Hacía como tres o cuatro años que no pronunciaba el nombre de esa mujer, y de pronto, se le atoró en la garganta.
—¿Presidente Ferreira? —la voz de Gonzalo se notaba confundida por la falta de instrucciones—. ¿Desea que haga algo?
Esteban se recompuso, su tono no cambió ni un poco.
—Llama en este momento a la señorita Santana, pregúntale si tiene tiempo mañana en la mañana. Dile que la esposa del presidente del consejo quiere verla.
Gonzalo pareció sorprendido por la petición. Tardó varios segundos en reaccionar antes de responder, casi atropellado.
—Sí, claro, enseguida llamo a la señorita Santana.
Esteban colgó y se quedó esperando.
No había pasado ni un minuto cuando el teléfono volvió a sonar.
¿Tan rápido?
Un mal presentimiento le recorrió el pecho, y sus ojos se volvieron más oscuros.
Respondió. La voz nerviosa de Gonzalo llegó de inmediato:
—Disculpe, presidente Ferreira, la señorita Santana bloqueó mi número también. No puedo contactarla.
El tiempo se detuvo. Nada se movía.
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