Liam solo sonrió, sin decir nada.
La mirada del hombre la hizo sentir culpable; las palmas de sus manos estaban empapadas de sudor frío.
Anoche, en el reservado del bar, se había dado cuenta de que este policía y Ariana tenían una relación cercana.
«¡Vaya zorra seductora!», pensó.
—Tus compañeros de clase y tu supuesto novio ya cantaron todo.
Después de un largo silencio, Liam volvió a hablar con calma.
Marisol apretó los labios y no dijo nada. No le preocupaban sus compañeras, ellas no sabían nada. El problema era ese inútil de Mauro Delgado.
Liam esbozó una sonrisa. Si ella no quería hablar, él lo haría por ella.
—Un novio comprado con dinero nunca es de fiar —dijo, y le arrojó la declaración que sus colegas le habían sacado a Mauro Delgado la noche anterior—. Mauro Delgado confesó que te le acercaste a propósito, le diste dinero para que se hiciera pasar por tu novio y te ayudara a montar un teatro. Tu objetivo era destruir a Ariana.
Marisol fingió calma.
—Ya se los dije. El padre de Ariana, ese animal, me violó. Todo lo que hice fue por venganza.
—¿No tienes ni una sola prueba y dices que te violó? —se burló Liam.
—Entonces dime, el lunar que tiene Julián debajo de la clavícula, ¿está en el lado izquierdo o en el derecho?
Marisol, sin permitirse dudar, soltó:
—Izquierdo.
«Total, si me equivoco, puedo decir que estaba tan asustada que no lo vi bien», pensó.
La sonrisa burlona en los labios de Liam se desvaneció de golpe. Como si no quisiera rendirse, continuó:
—Y la cicatriz de quemadura que tiene en la parte superior del muslo izquierdo, ¿está en la cara interna o externa?
Marisol vio que Liam no solo no refutó su respuesta, sino que se puso algo nervioso. Seguramente había acertado y ahora él estaba en aprietos. Una risa triunfal resonó en su interior; hasta el cielo estaba de su lado.
Confiada, volvió a jugar a la misma carta.
—¡En la interna!
Esta vez, el ceño fruncido de Liam finalmente se relajó. Al ver esto, Marisol cambió de opinión de inmediato.
—Quizás en la externa. Estaba tan asustada en ese momento, ¡no puedes culparme por no haberlo visto bien!

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