El Arte de la Venganza Femenina romance Capítulo 344

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Hugo Álvarez no era más que un holgazán despreciable, pero en boca de Marisol, se convertía en un héroe leal, capaz de arriesgarlo todo por un amigo.

Liam bajó la vista hacia el expediente de Hugo Álvarez y soltó una risa gélida.

—Marisol, deja de tergiversar la verdad. La policía sabe perfectamente qué clase de persona es Hugo Álvarez. Y otra cosa, no creas que por ensuciar el nombre de Julián vas a poder encubrir tus crímenes. Dices que te violó, ¿dónde están las pruebas? Sin pruebas, inventar una acusación de violación y destruir la reputación de alguien te va a costar muy caro.

El rostro de Marisol cambió ligeramente, pero recuperó la compostura rápidamente.

—¿Acaso no es su trabajo como policías encontrar las pruebas? Si un ciudadano común como yo pudiera encontrarlas y traérselas en bandeja de plata, ¿para qué los necesitaríamos a ustedes?

Liam escuchó la retórica desafiante de Marisol y guardó silencio por un minuto antes de hablar de nuevo, con calma.

—La familia Garza, la familia Flores, la familia Valdés… todos fueron hogares en los que viviste.

Marisol se mordió el labio instintivamente; sus músculos se tensaron.

Liam no perdió detalle de su reacción.

—La tecnología ha avanzado mucho. El polígrafo nos ayudará a que digas la verdad.

El rostro de Marisol se contorsionó de repente en una mueca de burla y, con los ojos enrojecidos, se echó a reír.

—Ya que son tan competentes, ¿por qué no van y traen a esas bestias de las familias Garza, Flores y Valdés para que les hagan la prueba a ellos? ¡Ja, ja, ja!

Marisol ya había escondido en su casa un informe de «evaluación psiquiátrica». Era su única vía de escape.

Bajo ninguna circunstancia iba a implicar a su benefactora.

—¿De dónde sacaste el dinero para comprar las drogas? —preguntó Liam, sin dejarse desviar del tema.

Marisol dejó de reír y lo miró, arqueando una ceja.

—Pregúntenle con su polígrafo a los señores Valdés y Linares, esos filántropos tan exitosos. ¿Se atreven?

Esta vez, Marisol no mentía.

La mayor parte de su dinero lo había obtenido extorsionando a las escorias que la habían adoptado.

A lo largo de los años, había acumulado varios millones.

Liam había interrogado a muchos criminales, y aunque había visto a gente tan arrogante como Marisol, pocos podían igualar su fortaleza mental.