—¿Samuel? —Esteban, con la mirada tan cortante como siempre, apenas parpadeó al preguntar—. ¿De la familia Merino?
No le costó hacer la conexión. Si José Manuel se tomaba tantas molestias, solo podía ser por algo grande.
José Manuel no pudo evitar sonreír, sorprendido de que Esteban lo hubiera adivinado tan rápido.
—Así es. Es el nieto del jefe de Alianza Perspectiva Integral, aunque Samuel es hijo del tercer matrimonio de la familia Merino. Esa rama no es nada querida, así que ni él ni sus papás pintan mucho dentro de la familia.
En otras palabras, Samuel estaba decidido a abrirse camino en el mundo del espectáculo para ganar algo de respeto, tanto para él como para sus padres.
Después de todo, que un hijo de ricos se meta al entretenimiento ya es suficiente para causar revuelo. Y si encima el chavo es simpático y tiene una cara que enamora, pues ya con eso se gana a medio mundo. Pero lo de Samuel no era solo fachada: era un verdadero “niño bien”.
José Manuel siguió explicando:
—El año pasado se graduó y desde entonces no ha hecho mucho, como si se estuviera guardando. Pero ahora que se le presenta esta oportunidad, seguro va a querer aprovecharla con todo.
Estaba convencido de que ese joven, acostumbrado a estar en la sombra, no iba a dejar pasar la ocasión.
—¿Y qué tal actúa? —Esteban no perdía el tiempo con superficialidades; para él lo importante era el talento.
José Manuel levantó las cejas, seguro de sí mismo.
—Ayer busqué en internet la obra de graduación que hizo y la neta es bueno, tiene chispa y sabe lo que hace.
En realidad, también había visto la presentación de Nerea y, al comparar, la diferencia era abismal. Ni siquiera estaban en la misma liga.
Esteban lo entendió de inmediato y asintió apenas.
—Tú decides.
En ese momento, los platillos que había pedido Esteban llegaron a la mesa.
José Manuel, al ver la comida tan variada y apetitosa, no pudo evitar acordarse de Ariana, que estaba abajo. ¿Con quién estaría comiendo? ¿Hombre o mujer? Le causaba gracia la situación: el esposo arriba y la esposa abajo, en el mismo restaurante, pero cada quien por su lado.
—Oye, Esteban, ¿tú sabes en qué trabaja tu “hermanita” barata?
Solo recordaba que cuando Ariana estaba en prepa, había elegido materias de ciencias, lo cual le sorprendió porque, por su apariencia, José Manuel hubiera apostado que era más de historia o geografía.
Después supo que Ariana había entrado a la Universidad de San Márquez, la mejor de todo el país. Lo que ya no podía asegurar era si lo había logrado por méritos propios o si los papás de Esteban habían metido la mano.
Al final, la Universidad de San Márquez era la alma máter de Esteban, y Ariana siempre había estado colada con él. Si un día le pidió ayuda a los papás de Esteban, con todo lo que tenía la familia Ferreira, no sería raro que la hubieran apoyado.
Además, los papás de Esteban siempre quisieron que él y Ariana terminaran juntos, aunque la verdad, la familia de Ariana no era de ese nivel y no daba el ancho para el apellido Ferreira. Si por lo menos tenía una universidad de prestigio en su currículum, ya era algo.
Por eso, José Manuel siempre dudó si Ariana de verdad había entrado a la Universidad de San Márquez por su propio esfuerzo.
—¿No se graduó de la misma universidad que tú? —le insistió José Manuel, pegado a sus talones—. Con ese título, cualquier empresa la contrataría sin pensarlo. ¿Sabes dónde está trabajando ahora?
José Manuel seguía hablando sin parar, mientras ambos caminaban al estacionamiento. Esteban ya estaba llegando a su carro, mientras el de José Manuel estaba en el extremo opuesto.

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