El Arte de la Venganza Femenina romance Capítulo 73

—¿Quiénes son ustedes?

El agente inmobiliario estaba en plena sala, narrando con entusiasmo las ventajas de aquella mansión a una pareja de clientes, cuando de repente, una voz cortante se escuchó desde el piso de arriba. Los tres se sobresaltaron de inmediato.

Siguiendo el sonido, el agente alzó la vista y se topó con un hombre de semblante severo, pero con una presencia tan elegante que imponía respeto. Estaba de pie, apoyado en el barandal del segundo piso, mirando desde las alturas, como si fuera el dueño del lugar.

—Y... ¿y usted quién es? —balbuceó el agente, dándose cuenta de que tartamudeaba, como si el intruso fuera él y no el hombre del piso de arriba.

¿Acaso se trataba del dueño de la mansión? Aunque quien les encargó la venta era una mujer, bien podía tener esposo.

Mientras el agente pensaba en eso, la voz gélida del hombre volvió a retumbar.

—¿Vienen a ver la casa?

El agente, al oírlo, sintió que había acertado en su sospecha, así que recuperó la sonrisa.

—Así es, su esposa nos pidió poner en venta la mansión, así que hoy traje a los señores Arriaga, que están interesados en comprarla.

Si alguien podía entrar y salir así de fácil, fuera de la dueña, solo podía ser el esposo.

El señor y la señora Arriaga pensaban igual.

—Sí, la verdad es que su casa está increíble —añadió la señora Arriaga, sonriendo.

Aunque era evidente que tenía al menos diez años más que el hombre del segundo piso, por alguna razón, su voz sonaba llena de respeto.

Quizás era la fuerza del aura de ese hombre, o tal vez, el hecho de que tenía un atractivo fuera de lo común.

La señora Arriaga incluso sintió cómo se le ruborizaban las orejas sin darse cuenta.

El señor Arriaga, en cambio, era un hombre de negocios, con una intuición mucho más aguda que la de su esposa. Desde que vio al joven en el segundo piso, supo que no era alguien común y corriente, y que, además, no debía ser fácil tratar con él.

La pareja acababa de regresar del extranjero y quería instalarse en una casa con buena ubicación y orientación. Al principio, esta mansión le había parecido perfecta al señor Arriaga, pero ahora...

—Disculpen, acabo de acordarme de un asunto urgente que tengo que atender. Mejor venimos otro día —dijo el señor Arriaga, sin darle tiempo al agente de reaccionar, tomando a su esposa del brazo y saliendo rápido.

Capítulo 73 1

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