El CEO se Entera de Mis Mentiras romance Capítulo 394

La mirada de Alberto se posó en el rostro de Raquel, —¿Ahora que te lo han pedido, realmente puedes ayudarlas a resolver el asunto del fraude?

—Sí, Raquel, te lo suplicamos, ¿puedes ayudarnos ahora?— dijo doña Sara.

Raquel sonrió con ironía, —Puedo ayudaros, pero tengo una condición.

—¿Qué condición?

—Quiero llevarme las cenizas de mi padre.

Las cenizas de Diego siempre habían estado en manos de la familia Pérez, y aunque Raquel las había reclamado anteriormente, no se las dieron.

Al mencionar a Diego, el rostro de los presentes cambió drásticamente.

—¿Qué pasa? Soy la hija de mi padre, ¿no puedo llevarme sus cenizas? Nunca han considerado a mi padre como un verdadero miembro de la familia, entonces ¿por qué no me entregan sus cenizas? Ahora, tienen que elegir entre las cenizas de mi padre o los intereses de la familia Pérez, decidid ustedes mismos.

Los ojos turbios pero astutos de doña Sara se posaron en el rostro de Raquel, notando que su nieta realmente había cambiado.

—Está bien, te daré las cenizas de Diego,— concedió doña Sara.

María inmediatamente agarró la manga de doña Sara, —¡Mamá!

Raquel observó todos sus movimientos y expresiones, y soltó una risa fría, —Solo estoy recuperando las cenizas de mi padre, ¿por qué están tan nerviosas? ¿Acaso tienen algún secreto inconfesable?

—¡Estás diciendo tonterías!— replicó María de inmediato, —Las cenizas de tu padre siempre han estado en el mausoleo familiar de la familia Pérez, solo no quiero que perturbes su paz.

Raquel rió fría e irónicamente, —Los que siempre han perturbado la paz de mi padre son ustedes, ¿acaso no es así? Habiendo atrapado a mi padre en la familia Pérez, viendo cómo su esposa y su propio hermano se unen y luego abandonan a su propia hija.

María se enfureció, —¡Tú!

—Correcto, nuestro dinero está en sus manos, cuanto más tiempo pase, mayores serán nuestras pérdidas, no más de tres días.

Alberto miró a Raquel y preguntó, —¿En tres días?, ¿puedes atrapar a ese estafador?

Raquel sacudió la cabeza.

Ana se burló de inmediato, —Raquel, te damos tres días y ni siquiera puedes atraparlo, ¿nos estás engañando?

Raquel miró a Ana, —Lo que quise decir con mi negativa es que no necesito tres días, mañana mismo puedo encontrarlo y traéroslo delante de vosotros.

¿Qué?

Doña Sara, emocionada, dijo, —Raquel, ¿puedes atrapar al estafador mañana? ¿No estás mintiendo?