El CEO se Entera de Mis Mentiras romance Capítulo 507

Camila estaba demasiado contenta; sabía que Raquel tendría formas de enfrentarse a Ana, la impostora.

Solo al pensar en Ana haciéndose pasar por Raquel, Camila se irritó tanto que sintió un hormigueo en los dientes. El día en que Ana sea desenmascarada seguramente será espectacular.

Sin embargo...

Camila observó a Raquel y le preguntó: —Raquelita, ¿y qué vas a hacer respecto al jefe Alberto?

Alberto aún no sabe que aquella chica de aquel entonces era Raquel. ¿Qué pensará cuando lo descubra?

¿Qué planea hacer Raquel con Alberto?

Raquel respondió en voz baja: —Camila, estoy cansada; los años que he amado a Alberto me han agotado.

Ella desea irse de aquí.

Nunca perteneció a este lugar; vino aquí por Alberto.

Ahora se marchó.

—Raquelita, el jefe Alberto ha estado engañado por Ana todos estos años; se podría decir que ha sido muy ciego, pero también es una víctima. Él no sabía que eras tú —Camila intenta defender a Alberto, después de todo, aún espera que Raquel y Alberto puedan tener una buena vida juntos.

Pero Raquel no desea seguir hablando del tema: —Camila, no hablemos más de esto.

Camila no tiene más opción que ceder: —Está bien, Raquelita, entonces ve a dormir.

Raquel se acostó y cerró los ojos.

...

Alberto regresó a la habitación del hospital donde está Ana. Ana le pregunta nerviosa: —Alberto, ¿qué te ha dicho Raquel?

Alberto no respondió.

Ana inmediatamente afirmó: —¿Raquel ha hablado mal de mí otra vez? ¿Te ha seducido de nuevo? Raquel no es una buena persona, Alberto, debes mantenerte alejado de ella en el futuro.

María también intervino: —Raquel es muy vengativa, calculadora y manipuladora, jefe Alberto, no te dejes engañar por su apariencia inocente.

El intento de Ana por retenerlo era inútil; la figura de Alberto ya ha desaparecido de la vista.

Alberto se ha ido.

Ana está decepcionada: —Mamá, ¿qué le pasa a Alberto, por qué es tan frío conmigo?

María respondió con entusiasmo: —Anita, el jefe Alberto te ama, de eso no hay duda; esta vez, gracias a la presión que el jefe Alberto puso sobre Raquel, ella accedió a operarte.

Ana se animó de inmediato: —Cierto, Alberto me ama; mi enfermedad cardíaca se curará, y entonces ya no estaré a merced de nadie.

María agregó: —Exacto, el jefe Alberto ya te lo había prometido; una vez te conviertas en una persona sana, se casará contigo y luego le darás a jefe Alberto unos cuantos niños, y ahí estará, la vida en la alta sociedad, con una riqueza y dinero que disfrutarás sin fin.

Ana y María ya han empezado a soñar con el futuro.

Ana sonrióradiante: —Estupendo, ahora solo estoy esperando el día en que Raquel me opere.

...