El CEO se Entera de Mis Mentiras romance Capítulo 51

Resumo de Capítulo 51 : El CEO se Entera de Mis Mentiras

Resumo do capítulo Capítulo 51 de El CEO se Entera de Mis Mentiras

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Pero, Alberto es de Ana.

¿Qué se supone que debería entonces hacer?

Ups.

Los hijos de esas familias adineradas ya empezaban a emocionarse. Rosa era una mujer muy conocida por su belleza y seguía soltera, por lo que era sencillo pensar que muchos hombres sentían atracción por ella.

Raquel sonrió y dijo: —Rosa, ya es hora de que elijas a alguien.

Mientras lo decía, Raquel miró a Ana con una sonrisa traviesa: —Ana, Rosa siempre ha sido orgullosa, ¿puedes adivinar a quién va a elegir?

Ana le lanzó una mirada fulminante a Raquel: —Rosa es tan buena que es evidente que muchos hombres la estén cortejando, y claro que tiene derecho a ser orgullosa. ¿Acaso necesitas decírmelo?

Raquel sonrió y no dijo nada más.

Ana miró a Rosa, en verdad estaba curiosa y no sabía a quién elegiría Rosa.

Después de regresar a su país, Rosa se convirtió en asistente del tipo llamado como El Invencible. Y ahora también la gente de esa familia, se sentían muy satisfechos frente a doña Sara, y también estaban seleccionando a sus futuros esposos entre la alta sociedad de Solarena.

Ana miró a Rosa: —¿A quién vas a elegir, Rosa?

Todos miraban curiosos a Rosa.

Rosa se levantó y miró a Alberto con una mirada llena de ternura: —Entonces, empezaré a elegir.

Rosa se dirigió hacia Alberto.

Al pasar cerca de un joven adinerado, Ana se iluminó: —¿Rosa, vas a elegir al señor Antonio?

Rosa lo pasó por alto y continuó hasta llegar al señor Miguel.

Ana se sorprendió aún más: —¿Rosa, vas a elegir quizás entonces al señor Miguel?

Pero no era él.

Rosa pasó por alto a todos los hijos de familias ricas, y ahí solo quedaba... ¡Alberto!

Ana inhaló profundamente y se levantó de un salto para bloquear el camino de Rosa. Incrédula, le preguntó: —¿Rosa, en serio vas a elegir a Alberto?

Como Ana bloqueaba el paso, Rosa ya no podía llegar hasta Alberto. La miró fijamente: —Ana, sí, efectivamente como bien lo has dicho voy a elegir al presidente Alberto.

En ese momento, Raquel sintió una mirada intensa y oscura sobre su rostro. Al levantar la vista, se encontró con los ojos profundos de Alberto.

Alberto no miraba a Ana ni a Rosa, sino que la observaba a ella. Sus mirada se posó penetrante en ella.

Raquel evitó su mirada y se levantó rápidamente: —Laura, me voy tantito al baño.

...

Raquel se mojó la cara con agua fría en el baño antes de salir.

Quería volver al lugar donde estaban, pero al pasar por el baño de hombres, una mano grande y callosa la agarró de la muñeca, arrastrándola adentro.

¡Ah!

Raquel dio un grito de sorpresa, y en ese momento su espalda quedo contra la pared. Al levantar la vista, vio a Alberto frente a ella.

Raquel malhumorada dijo: —presidente Alberto, ¿qué rayos haces? ¿Por qué me arrastraste de esta manera y al baño de hombres?

Alberto, con su imponente figura bloqueando la salida, la apresó entre su pecho y la pared, y con una sonrisa fría le dijo: —Raquel, ¿acaso lo estás haciendo a propósito?

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