El CEO se Entera de Mis Mentiras romance Capítulo 537

Alberto le dijo que tendría miedo.

En realidad, antes de conocer a Raquel, Alberto nunca había experimentado el sentimiento de miedo, pero después de conocerla, sí lo hizo.

Al ver a Raquel desmayarse frente a la tumba, Alberto sintió que no podía respirar.

Raquel parecía algo débil, aún estaba en las primeras etapas del embarazo, pero había pasado por muchas cosas y sus emociones fluctuaban enormemente.

—Estoy bien, soy médica y conozco muy bien mi estado de salud, estoy bien.

Dicho esto, Raquel retiró su pequeña mano del centro de la palma de él.

Pero Alberto volvió a tomar su pequeña mano en la suya: —Raquelita, déjame acompañarte.

Raquel miró a Alberto, rechazándolo distante: —No es necesario, jefe Alberto, por favor vuelve, primero, ya estamos divorciados, ahora no tenemos ninguna relación, segundo, Ana y tú tienen un compromiso matrimonial, sé que los intereses entre las familias de la alta sociedad son como una red intrincada y complicada, mejor cumple con ese compromiso.

—Raquelita, no me casaré con Ana...

—Si te casas o no con Ana, no tiene nada que ver conmigo.

Alberto tenía una mirada compleja.

En ese momento, Camila y Laura entraron empujando la puerta: —Raquelita, ya despertaste.

Alberto solo pudo soltar a Raquel.

Camila ayudó a Raquel a sentarse, y Laura trajo un tazón de Salmón: —Raquelita, ahora que estás embarazada, necesitas nutrirte bien, come este tazón de salmón mientras está caliente.

Laura comenzó a alimentar a Raquel con el Salmón.

Luis también entró, mirando a Raquel: —Raquelita, ¿qué piensas hacer con la gente de la familia Pérez?

Raquel no dijo nada.

Alberto se fue.

Alberto regresó a su apartamento, Francisco llegó y le informó en voz baja: —Jefe, la familia Díaz del Valle del Río ha llamado.

Alberto ya lo sabía, su celular había sonado mientras estaba con Raquel, era la llamada de la familia Díaz del Valle del Río.

Pero no la había contestado.

En ese momento, el tono melódico del celular sonó de nuevo, el celular de Alberto volvía a sonar.

Era otra vez una llamada de la familia Díaz del Valle del Río.

Esta vez era su madre quien llamaba.

Alberto presionó el botón para contestar: —Hola, mamá.