El CEO se Entera de Mis Mentiras romance Capítulo 539

Víctor quería anunciar al mundo entero que su hija había regresado.

Ana estaba extremadamente feliz, sentía que no era real, ¿estaba soñando?

¡Qué maravilla!

¡Realmente maravilloso!

Ana asintió con fuerza: —Sí, papá, quiero regresar contigo a Valle del Río. ¡Quiero volver a casa!

En ese momento doña Sara dijo: —Jefe Víctor, ¿ya vas a llevar a Anita de vuelta tan pronto? En estos años, Anita ha estado aquí, y yo la he tratado como a mi propia nieta, le he dado todo mi cariño, ¿verdad, Anita?

Doña Sara le echó un vistazo a Ana, ahora no se atrevía a mostrarle una cara fea, por lo tanto, era una mirada de complacencia.

Ana estaba muy satisfecha, antes tenía que estrujarse el cerebro para hacer feliz a doña Sara, ahora era al revés, doña Sara tenía que complacerla.

Ana, por supuesto, sabía lo que quería decir doña Sara, estos años la familia Pérez la había criado, la familia Pérez estaba buscando favores de Víctor.

Ana estaba dispuesta a conceder esos favores, después de todo, su padre era el hombre más rico, Ana miró a Víctor: —Papá, estos años la familia Pérez me ha criado, ellos son mi familia.

Doña Sara asintió: —Exacto, jefe Víctor, Anita es excelente, y claro, la familia Pérez también ha hecho todo lo posible por educarla.

Víctor miró a doña Sara: —Doña Sara, dígame claramente lo que desea.

Doña Sara, emocionada, dijo: —Jefe Víctor, como usted ha visto, Raquel tiene rencor contra nuestra familia Pérez, ella quiere atacarnos, así que necesito la protección del jefe Víctor, con el jefe Víctor aquí, nadie puede hacerle daño a la gente de la familia Pérez.

La mente de Víctor se llenó con la imagen del rostro de Raquel, tras unos segundos de silencio, dijo: —Está bien.

La gente de la familia Pérez se alegró, las palabras de Víctor eran como una garantía, Raquel nunca podría hacerles daño en el futuro.

Doña Sara dijo: —Gracias, jefe Víctor.

En ese momento, Ana abrazó el brazo de Víctor, coqueteando: —Papá, ¿por qué preguntas por Raquel? Acabamos de reconocernos y ya estás preguntando por otras personas, eso me hace sentir triste.

Ana fingió estar molesta.

Víctor inmediatamente consoló a Ana: —Anita, tú eres mi hija, solo pregunté casualmente por Raquel, si te hace infeliz, no volveré a preguntar.

María interjectó: —Jefe Víctor, Anita no ha estado contigo desde que era pequeña, naturalmente es sensible, así que debes mimarla el doble.

Víctor sacó una tarjeta: —Anita, esta tarjeta es para ti.

Ana miró la tarjeta, una tarjeta negra con detalles en dorado, de edición limitada global, de uso ilimitado sin restricción de crédito.

Víctor sonrió: —Anita, en estos días te llevaré de vuelta a Valle del Río, antes de partir, diviértete con esta tarjeta.

Ana tomó inmediatamente la tarjeta dorada: —Gracias, te amo más que a nadie.