El CEO se Entera de Mis Mentiras romance Capítulo 542

Estas dependientas prestan mucha atención a los asuntos de la alta sociedad, por eso también habían oído hablar de Víctor, y ahora están muy emocionadas.

Ana, con un aire de orgullo, dijo: —Déjenme decirles, yo soy la hija de ese hombre más rico que ha estado vagando por el extranjero.

Las dependientas respiraron profundamente con sorpresa: —¡Dios mío, es verdad! Tú eres ella.

María respondió: —Por supuesto que es verdad, ahora el jefe Víctor está en casa Pérez, él va a llevarnos a Anita de vuelta a la ciudad de Valle del Río.

Ana pasó la tarjeta negra con dorado que Víctor le había dado a las dependientas: —Úsenla para pagar.

Las dependientas tomaron la tarjeta negra, que tenía un apellido en el reverso, Barroso.

Los ojos de las dependientas se iluminaron: —Dios mío, esta es la tarjeta negra del jefe Víctor, la señorita Ana realmente es la hija del jefe Víctor.

—La hija del jefe Víctor viene a comprar aquí, voy a tomar una foto y publicarla en Status, puedo estar orgullosa de esto toda mi vida.

Escuchando los elogios de las dependientas, Ana estaba muy satisfecha; ella siempre ha sido vanidosa y ahora disfruta enormemente de ser el centro de atención y de los cumplidos.

En ese momento, Rosa habló de repente: —Raquel, ¿cómo has venido?

Ana se giró y vio a Raquel en la puerta.

Raquel había venido con Camila, y ahora sus claros ojos estaban fijos en el rostro de Ana.

Al ver a Raquel, Ana se sintió aún más complacida, sonrió con malicia: —Raquel, ¿has venido? Mi papá me dio una tarjeta anoche para que venga de compras, después de todo nos conocemos de hace tiempo, y ahora soy la hija del hombre más rico, ¿hay algo aquí que te guste? Te regalo uno, ¿qué te parece?

Rosa rio: —Anita, todavía eres tan generosa.

Ana respondió:, —Por supuesto que sí, lo considero como dar limosna.

Raquel se acercó y miró a María: —¿Cómo murió realmente mi padre?

María, con una sonrisa confiada, respondió: —¿Quieres saberlo? Si realmente quieres saberlo, puedo decírtelo.

María se acercó y en voz baja le susurró a Raquel: —Tu padre fue envenenado. En aquel momento, doña Sara, Alejandro, Ricardo, Patricia y yo estábamos allí. Nosotros lo matamos juntos.

Al escuchar la verdad sobre el envenenamiento de su padre, los delicados dedos de Raquel se cerraron en un puño.

—Tu padre luchó ferozmente, nos costó mucho trabajo sujetarlo, luego llegó doña Sara y de repente dejó de luchar, doña Sara personalmente le vertió el veneno en la boca.

—Por cierto, él realmente te amaba mucho, murió sin cerrar los ojos, estuvo llamándote: "Raquelita, Raquelita..."

—Estuvo llamando tu nombre hasta el final.