El CEO se Entera de Mis Mentiras romance Capítulo 556

En ese momento Raquel agarró a Luis y le sacudió la cabeza: —Luis, no te preocupes, solo iré a casa Pérez.

Luis susurró: —Raquelita, Ana seguro que lo hizo a propósito, si vas a casa Pérez sería como caer en la trampa.

Raquel echó un vistazo a Pax: —Confío en la integridad del jefe Víctor, él definitivamente me permitirá salir de casa Pérez a salvo.

Luis aún no estaba de acuerdo: —Pero Raquelita...

—Luis, voy a casa Pérez, también quiero ver qué veneno ha tomado Ana.

Al ver los ojos inteligentes y firmes de Raquel, Luis finalmente cedió: —Raquelita, entonces ten cuidado.

Raquel asintió: —Está bien.

Pax dijo: —Señorita Raquel, por aquí, por favor.

Raquel siguió a Pax y se fueron.

Camila y Laura querían acercarse, pero los guardias de seguridad vestidos de negro los detuvieron fuera, ambos miraban preocupados a Raquel y gritaban: —¡Raquelita!

Raquel les sonrió tranquilizadora: —Tranquilas, estoy bien.

Subió al auto de lujo y desapareció de la vista.

Laura preguntó ansiosa: —¿Qué truco estará planeando Ana esta vez?

Camila frunció el ceño: —Ana ahora es la hija del hombre más rico, apoyada por el jefe Víctor, ha comenzado a hacer travesuras de nuevo, no entiendo cómo gente así puede ser tan afortunada, ¡cómo puede ser la hija del hombre más rico del mundo alguien como ella!

Ninguna de las dos podía entenderlo.

En ese momento, un Rolls Royce de lujo se acercó rápidamente, Alberto llegó.

Alberto bajó del auto apresuradamente y corrió hacia allí: —¡Raquelita! ¿Dónde está Raquelita, ya se fue?

Camila miró a Alberto: —Jefe Alberto, llegaste un poco tarde.

Raquel fue llevada a casa Pérez, y al verla llegar, María se levantó emocionada: —Raquel, ¿qué le has hecho a Anita? ¿Qué veneno le has dado?

Los ojos claros de Raquel miraron tranquilamente a María: —¿Cómo sabes que el veneno fue puesto por mí?

—¿Quién más podría ser? Ese día en el mostrador del centro comercial, después de que Anita hablara contigo, volvió a casa sintiéndose mal, ¡el médico dijo que Anita estaba envenenada!

Doña Sara la acusó: —Raquel, ¿cómo pudiste hacer algo así, intentar envenenar a Anita hasta matarla, eres demasiado malvada?

Raquel curvó ligeramente sus labios rojos, su mirada pasó por los rostros de doña Sara y María y se rio: —Ya veo que ustedes también saben que envenenar a alguien es malvado, pensé que no lo sabían. ¿Cuándo ustedes conspiraron para envenenar a mi padre, no fueron malvadas? ¿Qué derecho tienen de estar aquí criticando a otros?

La cara de doña Sara cambió drásticamente: —Raquel, ¡quién te ha dado permiso para hablarme así!

María miró fríamente a Raquel: —Raquelita, ¡esta vez has ido demasiado lejos!

María levantó la mano y le dio una bofetada a Raquel en la cara.