El CEO se Entera de Mis Mentiras romance Capítulo 600

Además, esa figura importante estaba por llegar, y su futuro era incierto desde ahora, así que en este momento no podía hacerle promesas a Camila.

Héctor era consciente de su egoísmo, sabía que no podía ofrecerle promesas, pero aun así la abrazaba, temeroso de perderla.

Camila levantó la mano y la posó alrededor del cuello de él: —Héctor, tienes que ser solo mío, ¿entiendes?

—¡Tienes que ser solo mío!

Este era el deseo posesivo de Camila hacia él.

Héctor sostuvo su nuca y capturó sus labios rojos en un beso.

Sin embargo, fue un beso breve que pronto terminó, y Camila, obediente, se acurrucó en su pecho.

Héctor le dijo: —Camila, duérmete.

Camila se sentía realmente cansada, cerró los ojos.

Cuando Camila despertó, Héctor ya no estaba, y las pruebas habían comenzado. Camila llevó a Fernanda al lugar del examen; el primer día de pruebas resultó muy satisfactorio, y Fernanda regresaba convencida de que sus puntajes eran casi perfectos.

Ese año, Héctor fue el primero en la prueba de acceso a la universidad, y Fernanda era muy parecida a su hermano. Camila tenía plena confianza en ella.

El segundo día, Camila llevó nuevamente a Fernanda al examen y, mientras espera afuera, de pronto llegó un llamativo deportivo del que bajó una persona, era Alarico.

Se acercó a Camila: —Camila, ¿cómo sigues aquí?

Camila no quería tratar con Alarico: —Alarico, estoy esperando a que Fernanda termine el examen. Este es un lugar de pruebas, está prohibido hacer ruido y la presencia de personas ajenas. Por favor, vete ya.

Ante la frialdad de Camila, Alarico se echó a reír, en lugar de enfadarse: —Camila, ella es la hermana de Héctor, y tú la tratas tan bien. ¿Pero sabes qué está haciendo Héctor ahora? ¡Eres una tonta ridícula!

Camila se dio la vuelta para irse.

Pero Alarico se puso en su camino: —Camila, Héctor y Melis están celebrando su boda ahora, ¿quieres verlo con tus propios ojos para saber si estoy inventando rumores?

Camila retrocedió: —No, ¡no quiero ir!

—Camila...

—¡Basta, no quiero escuchar más! —Camila se tapó las orejas con las manos.

Alarico se burló: —Mira qué cobarde te ves, Camila, estás asustada, ¿verdad? ¡Temes que Héctor y Melis realmente se hayan casado!

Diciendo esto, Alarico abarró el delicado brazo de Camila: —Huir no sirve de nada, cuanto más miedo tengas, pues entonces más quiero que veas con tus propios ojos. ¡Acompáñame!