El CEO se Entera de Mis Mentiras romance Capítulo 659

Bethra estaba sentada en la silla esperando de manera obediente a su madre, con una golosina en la mano.

Con toda la tranquilidad del mundo dos hombres vestidos de negro se acercaron sigilosos, le cubrieron la boca a Bethra y se la llevaron en brazos.

Bethra abrió los ojos de par en par, aterrorizada. Quería gritar y pedir ayuda, quería llamar a su madre a gritos, pero con la boca tapada, no pudo emitir ni un solo sonido.

¡Plaf!

La golosina en la mano de Bethra cayó al suelo.

Los dos hombres de negro se llevaron a Bethra.

Raquel estaba hablando entretenida por celular. —Luis, ¿qué te pasa?

—Raquelita, me chocaron por detrás mientras iba en el auto camino hacia el aeropuerto. Tuve un pequeño inconveniente, puede que llegue tarde —explicó Luis.

El corazón inquieto de Raquel se tranquilizó de inmediato. Resultó que le habían chocado el auto; ella pensaba que a Luis le había pasado algo grave.

—Luis, mientras estés bien. Voy a retrasar el vuelo, ven cuando hayas solucionado todo.

—Está bien, hermanita así lo haré.

Colgaron. Raquel se dio la vuelta. —Bethra...

La frase de Raquel se detuvo de golpe, porque vio que el asiento de Bethra estaba vacío. Ella había desaparecido.

Las pupilas de Raquel se contrajeron aterrorizada. —¿Bethra? ¡Bethra!

Raquel gritó con fuerza. Echó un rápido vistazo alrededor del aeropuerto, pero no vio ni un solo rastro de Bethra.

¿A dónde había ido Bethra?

Entonces Raquel vio una golosina caída en el suelo. La recogió silenciosa. Era de Bethra. ¡Maldición, seguro que le había pasado algo!

...

Bethra se arrojó con mucha rapidez a los brazos de Nysa.

Nysa la abrazó con fuerza. Al ver a los dos hombres vestidos de negro que la perseguían, gritó desesperada: —¿Ustedes quiénes son? ¡Esto es el colmo! ¡Están en un lugar público y aun así se atreven a secuestrar a una niña!

Los dos hombres de negro se acercaron con rostros despiadados. —Vieja, será mejor que no te metas en nuestros asuntos en lo que no te importa, o terminarás muerta.

La sirvienta se colocó enseguida frente a Nysa y Bethra. —¡Lárguense! ¿Ustedes saben quiénes somos? Si se atreven a tocarnos, tendrán que asumir todas las consecuencias.

Apenas la sirvienta terminó de hablar, uno de los hombres de negro levantó la mano y la golpeó en la nuca.

Los ojos de la sirvienta se oscurecieron al instante, y cayó al suelo en el acto.

Nysa quedó aterrorizada. —¡Como se atreven a cometer un acto violento en plena calle! ¡Esto es un desprecio total por la ley! ¿Quién los envió?

Uno de los hombres respondió de forma grosera: —¡Vieja maldita, basta de tonterías! Si no quieres morir, entréganos a la niña ahora mismo.

Bethra, aterrada, se acurrucó cada vez más en los brazos de Nysa. —¡Abuelita, sálvame, no quiero irme con ellos!