El CEO se Entera de Mis Mentiras romance Capítulo 661

Alberto echó un rápido vistazo; era un número desconocido para él.

Francisco dijo: —Jefe, este número no lo habíamos visto antes. ¿Quién te está llamando?

Alberto hizo mala cara; él tampoco lo sabía con exactitud. Tomó el celular y oprimió para contestar.

Al instante, una voz clara y familiar se escuchó al otro lado de la línea: —Hola, jefe Alberto, soy yo, Raquel.

¿Raquel?

Alberto se quedó asombrado al instante; no esperaba que Raquel lo llamara por iniciativa propia.

Durante estos tres años, Raquel había cambiado de número de teléfono.

Pensaba que ella ya estaba volando, pero por alguna extraña razón ahora lo llamaba. Alberto se sintió muy sorprendido y encantado.

Apretó el celular con fuerza y dijo con emocionado: —Raquel, ¿no te has ido?

—Jefe Alberto, pensaba irme, pero ocurrió una desgracia. ¡Bethra y la señora Nysa han sido secuestradas!

¡Bethra y Nysa, secuestradas!

Alberto se levantó de golpe. Y exclamó en voz alta: —¿Qué dijiste? ¿Quién se llevó a Bethra y a mi madre?

Raquel repitió lo que acababa de suceder, y Alberto dijo angustiado: —Espérame en el aeropuerto, iré ahora mismo.

Francisco preguntó: —¿Jefe, les pasó algo a Bethra y a la señora Nysa?

Los ojos de Alberto se ensombrecieron con frialdad: —Alguien se atrevió a actuar en mi territorio. Esa persona tiene un deseo ferviente de morir. La encontraré y descubriré quién es en realidad.

...

Raquel y la criada esperaban a Alberto en el aeropuerto. Muy pronto, Alberto llegó. Su figura alta y apuesto apareció envuelta por el viento frío del exterior, apresurado y con una ráfaga de aire dominante y frio. —¡Raquel!

Raquel lo negó: —Acabo de llegar a Valle del Río, ¿cómo podría haber ofendido a alguien en este lugar?

Alberto preguntó: —¿Y Luis?

Raquel se angustió de inmediato, sin entender por qué Alberto mencionaba de repente a Luis.

Alberto le explicó: —Luis es el padre de Bethra. ¿Y si él fue quien ofendió a alguien, y por eso se llevaron a Bethra?

Raquel guardó absoluto silencio.

Luego lo negó: —Imposible.

Alberto permaneció en silencio por unos segundos. —Este es Valle del Río. Mi madre también fue secuestrada. Con ella presente, esas personas no se atreverían a actuar de manera imprudente. Supongo que se pondrán en contacto con nosotros. Solo tenemos que esperar.

Raquel estaba demasiado preocupada: —¿Esperar? ¿Y si no lo hacen? ¡Bethra es tan pequeña! Solo tiene tres años y nunca se ha separado de mí. ¡Estoy muy angustiada!