El CEO se Entera de Mis Mentiras romance Capítulo 669

Otro número virtual.

Este tipo de número virtual puede generarse en grandes cantidades en solo un minuto, todos con diferentes direcciones IP, imposibles de rastrear.

Era una llamada del secuestrador.

Raquel presionó con fuerza el botón para contestar. —¿Hola?

Una voz mecánica le preguntó apresurada: —Raquel, ¿has llegado?

Raquel sostenía el celular. —Sí, he llegado.

—Entonces, ¿ya has visto a los hombres que preparé para ti esta noche? Sé obediente, complácelos muy bien esta noche.

Raquel sonrió con sarcasmo. —He sido obediente, ya estoy complaciendo a estos hombres.

—¡Mientes! ¡No estás complaciendo a esos hombres, estás resistiéndote a hacerlo!

Raquel alzó la mirada de inmediato. Sus ojos claros se escrutaron con una agudeza indescriptible en el interior de esta bodega privada. —Estás aquí, ¿no es así?

Raquel había dicho eso de manera intencional, para engañar al secuestrador. Tal como lo esperaba con astucia lo había revelado. El secuestrador estaba aquí, escondido en algún rincón, vigilando todo lo que ocurría.

Lamentablemente, el lugar era demasiado grande. Raquel examinó los alrededores, pero no vio a nadie sospechoso.

El secuestrador al otro lado de la línea se pudo dar cuenta. Con un tono de voz malintencionada, dijo en voz alta: —¡Raquel, me engañaste!

Raquel sonrió y se burló. —¿Nos conocemos?

Hubo una pausa al otro lado.

Raquel continuó: —Nos conocemos, ¿verdad? Tenemos una enemistad. Vienes por mí y por mi hija, ¿cierto? Entonces creo que ya sé quién eres. Ana, ¿eres tú?

Raquel apretó con fuerza el celular. —Ana, en realidad ya sospechaba de ti desde hace tiempo, porque en este Valle del Río, la única persona que querría hacerle daño a Bethra y a mí eres tú. Solo que no imaginé que fueras tan estúpida como para capturar a alguien de forma tan abierta en el aeropuerto de Valle del Río. Incluso te llevaste a la señora Nysa. Pero apuesto a que llevarte a la señora Nysa no estaba en tus planes, ¿no es así?

—Ana, ¿has pensado cómo vas a terminar esto? ¿No querías casarte con Alberto? Si la señora Nysa descubre que tú eres la secuestradora, ¿crees que aún te aceptará como su nuera? ¡Al final vas a fracasar!

Las palabras de Raquel tocaron un punto sensible en Ana, quien de inmediato cambió de expresión y gritó concierta crueldad: —¡Raquel, cállate!

Raquel sonrió. Ahora ya estaba segura: ¡fue Ana quien secuestró a Bethra y a Nysa!

Ana recuperó enseguida la compostura. —Raquel, no desvíes el tema. Ahora tu hija y la señora Nysa están en mis manos. Más te vale complacer a esos ansiosos hombres, o la vida de tu hija estará en peligro.

Raquel respondió: —Ana, deja de estar soñando. ¡Jamás voy a complacer a esos asquerosos hombres!

—¿Ah, sí?

Justo cuando Ana terminó de hablar, se escuchó la voz infantil de Bethra al otro lado de la línea: —¡Ah…!