Entrar Via

El día que mi viudez se canceló romance Capítulo 31

Marisa no pudo evitar reírse por dentro; le parecía tan absurdo que hasta gracia le daba.

¿Ahora Noelia salía con que las mujeres debían apoyarse entre sí? ¿Y por qué no pensó en eso cuando la familia Loredo la usó para humillarla y hacerla quedar mal?

Resultaba el colmo. Antes, ni una pizca de solidaridad; pero ahora que estaba contra la pared, se acordaba de la supuesta empatía femenina.

Si eso no era una burla, no sabía qué lo sería.

Además, Marisa no se casó por dinero ni por el asunto de su papá. No necesitaba la lástima de Noelia, y estaba segura de que jamás la necesitaría en esta vida.

Le apartó la mano a Noelia y, con voz tranquila, le soltó un consejo sincero:

—Si te sientes insegura, procura ahorrar lo más que puedas estando en la familia Loredo. Así, cuando nazca tu hijo, pase lo que pase, tú y tu pequeño podrán vivir felices, con o sin ellos.

Aunque sus palabras venían cargadas de buena intención, a los ojos de Noelia sonaron como una amenaza clara: Marisa no solo pensaba interponerse entre ella y Nicolás, sino que parecía advertirle que se preparara para lo peor, como si la familia Loredo pudiera desecharla en cualquier momento y dejarla tirada en la calle.

¿Cómo iba Noelia a tolerar tremenda amenaza?

La miró, apretando los dientes con rabia.

—Yo traté de hablar contigo de buena manera —le lanzó, con la voz temblorosa de coraje.

Marisa arrugó la frente, incrédula. ¿A esto le llamaba ella “buena manera”?

Antes de que pudiera responder, Noelia se arqueó hacia atrás y, en un abrir y cerrar de ojos, cayó sobre la escalera de caracol. Rodó por los escalones, soltando gritos que helaron la sangre a todos los presentes.

—¡Ah! ¡Ah!

Marisa sintió que el alma se le salía del cuerpo al escuchar esos alaridos.

Cuando se asomó, vio a Noelia tirada al pie de la escalera, inmóvil.

El salón se volvió un caos: los invitados más cercanos corrieron de inmediato, mientras que los que estaban lejos se levantaron y miraron boquiabiertos a Noelia.

Incluso los guardaespaldas de Noelia se quedaron paralizados, sin saber qué hacer.

Marisa entrecerró los ojos y les gritó:

Capítulo 31 1

Capítulo 31 2

Verify captcha to read the content.Verifica el captcha para leer el contenido

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El día que mi viudez se canceló