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El día que mi viudez se canceló romance Capítulo 341

Yolanda se quedó un poco confundida y, con una mirada llena de dudas, volteó hacia Rubén.

—¿Eso qué significa?

Rubén arrugó la frente casi imperceptiblemente.

—Quería decirle que la noticia sobre el embarazo de Marisa, en realidad, fue un malentendido.

La sonrisa de Yolanda se congeló en su cara.

Aunque el asombro y la decepción la invadieron, logró mantener la compostura.

—¿Cómo fue que se armó este malentendido? Cuando venía para acá, no dejaba de agradecer en mi cabeza, pensando que por fin Dios nos había hecho el milagro, que nuestra Marisa podría sentirse completa al fin...

Rubén le explicó:

—Esta vez traje a Marisa al hospital porque no se sentía bien y su periodo se había retrasado bastante. No sé cómo, pero la noticia se fue distorsionando hasta que llegó a usted como si Marisa estuviera embarazada. Ella también ha sentido mucha presión por eso.

El rostro de Yolanda se llenó de preocupación.

—¿Dices que Marisa no se ha sentido bien? ¿En qué sentido? ¿Ya la vio un médico?

Yolanda, logrando salir del desconcierto, volvió a enfocarse en lo importante: la salud de su hija.

—Mamá, Marisa está bien. Solo tuvo un desajuste, la llevé con el doctor y ya la están ayudando a regularse.

Yolanda soltó el aire, visiblemente aliviada, y por un momento se le notó cierta culpa en la mirada.

Tras varios segundos, suspiró y, con una voz que intentaba ser alegre aunque se percibía un poco suplicante, dijo:

—Rubén, la salud de Marisa nunca ha sido la mejor. Hemos intentado de todo, créeme. A una hija que sale de tu casa, uno solo quiere verla feliz, perfecta para su nueva familia... pero ni modo...

Rubén levantó la mano, deteniendo las palabras de Yolanda.

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