Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano romance Capítulo 179

Antonio tenía la cara desfigurada de pura rabia. Como Alejandro había salido a defender a Sofía, estaba más que seguro de que él había sido quien mandó la información a los medios. Su plan original era vengarse con ella, cortarle un dedo, torturarla un rato, pero si ella iba a ser la futura señora de Alejandro, ya no podía ni tocarla.

O sea que no había venganza posible. Después de tantos años dominando, una mujer cualquiera lo había dejado por los suelos. Estaba tan furioso que parecía que iba a escupir sangre. Alejandro le lanzó una mirada helada a Javier y le aventó la pistola.

—Tú arreglas esto.

Javier agarró el arma con cara de funeral. Alejandro era su invitado estrella, él lo había traído, así que tenía que cuidarlo a él y a su gente, pero ahora había pasado este problema en su propio yate.

Alejandro se veía de un humor de los mil demonios, y ejercía una presión que cortaba el aire. Lo de Antonio no se iba a quedar en solo dos balazos, definitivamente tendría que "limpiarlo todo" para quedar bien con Alejandro. San Rafael era el territorio de Javier, solo él podía manejar este desastre.

Javier podía llegar a ser el próximo jefe de los Santos gracias al respaldo de Alejandro, que era su carta más fuerte. Sin él no tenía cómo ganarle a su hermana, que era una víbora, así que ni siquiera tenía que pensarlo: Antonio estaba frito.

—Palillito, me arruinaste la fiesta. Ya vas a ver lo que te espera.

Javier ordenó que se llevaran a Antonio y a toda su gente de vuelta en la lancha. También dio la orden de que la fiesta siguiera, pero que nadie abriera la boca sobre lo que había pasado. Nadie se iba a atrever a desobedecerlo, aunque todavía estaban procesando el impacto de esos dos disparos de Alejandro: una mezcla de terror y admiración. Por su parte, después del susto de los balazos, Sofía no le quitaba los ojos de encima a su jefe, con la mandíbula apretada.

La mayoría de la gente, cuando ve violencia armada, instintivamente siente pánico y terror. Cuando alguien puede dar un paso adelante en ese momento y tomar control sin pestañear, no importa quién sea, la gente desarrolla una mentalidad de "seguir al líder". Eso es lo que llaman admirar la fuerza: esa persona puede hacer lo que uno no puede, y el instinto humano es seguir y depender de esa persona.

Así que Sofía también sintió ese momento de shock e impresión, pero rápido se le pasaron esas emociones. Su mente empezó a trabajar, cuando había hablado con Antonio en la recepción, Alejandro definitivamente la había visto. Después, cuando salió el escándalo, probablemente se imaginó que había sido ella, así que la trajo al yate de Javier.

Antonio los había seguido como loco, y seguramente Alejandro también se lo esperaba, pero como estaban en San Rafael, usó la influencia de Javier. Lo que había empezado como una venganza sencilla, al meter a los Santos se había vuelto una guerra de poder. Antonio había insultado a Javier, así que no iba a salir limpio de esta.

Alejandro había arrastrado a su amigo al problema. Era el invitado de honor de Javier, y él había terminado siendo usado como instrumento sin razón; encima, tenía que pedirle perdón al señor Montoya.

Cuando Sofía terminó de conectar los puntos, se le heló la sangre. Con sus habilidades técnicas, por supuesto que nadie sabría que fue ella, así que aunque Antonio sospechara, no tenía pruebas para tocarla. Pero Sofía había sido muy inocente. Los locos no necesitan pruebas. Con que no les caigas bien, aunque no tengan razón, te eliminan.

—Ya entendí.

Alejandro se quedó viendo la cara pálida, pero aparentemente serena de la mujer.

—Con que hayas entendido, basta.

No parecía tener intención de regañarla, Sofía no hallaba razones para ello.

—Señor Montoya, lo de esta noche...

—Viniste a trabajar conmigo, te acosaron, yo tengo la culpa —dijo Alejandro—. Está bien que hayas pensado en defenderte, pero Antonio no tiene límites, lo que hiciste se quedó corto.