Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano romance Capítulo 25

Sofía preguntó:

—¿No sería un poco irrespetuoso hacia ella?

—Si ella quiere conocerme, seguramente tiene algún propósito, así que es normal que nos evaluemos mutuamente.

Carmen continuó:

—Por mi experiencia de tantos años en el mundo de los negocios, este tipo de personas que no quieren revelar su nombre, o son verdaderos expertos como tú, o solo están aparentando. Yo creo que en un ochenta por ciento es lo segundo.

En cuanto a los manejos laborales, Carmen tenía más experiencia que ella, así que Sofía aceptó verbalmente.

Carmen tenía compromisos de trabajo esa noche, después de visitar la nueva casa de su amiga, tenía que irse. Su chofer la esperaba en la entrada del complejo.

Sofía bajó a despedirla, y antes de subir al auto Carmen le dijo:

—Sofía, ahora tienes casa, auto, ahorros y una carrera que te gusta. Tu vida apenas está comenzando, confío en ti. En el futuro nosotras, como buenas amigas, nos haremos ricas juntas.

Aunque estas palabras sonaban ordinarias, Sofía no supo por qué se sintió conmovida. Guardó silencio por dos segundos y dijo con especial seriedad:

—Sí, nos haremos ricas juntas.

Carmen no pudo evitar abrazarla.

Después de que se fuera, Sofía se sintió inesperadamente relajada, y ya no le importaba el disgusto del circuito de carreras.

Con el ánimo renovado, Sofía fue al supermercado para comprar ingredientes para preparar una comida deliciosa.

"Ding—"

El elevador del último piso del edificio siete se abrió.

Sofía salió cargando las bolsas llenas de ingredientes. Era un elevador para dos apartamentos, ella era la inquilina del apartamento número uno y nunca había visto a su vecino.

Esta vez, la puerta del apartamento vecino estaba abierta, y el dueño estaba recibiendo comida a domicilio.

Después de todo eran vecinos, aunque normalmente no se molestaran, ya que se habían encontrado, Sofía se preparó para saludar con la cabeza a modo de reconocimiento.

Cuando el repartidor se dio vuelta, Sofía se quedó paralizada instantáneamente.

¡Su vecino era nada menos que Alejandro!

Ya había sido una coincidencia extraordinaria encontrárselo en el circuito de carreras, y ahora se había convertido en su vecino.