Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano romance Capítulo 271

—Tía, si no quieres escuchar lo que digo, entonces ocúpate de tus propios asuntos, porque lo que tú dices a mí tampoco me gusta —respondió Sofía, cortante.

Manuela guardó silencio. Seguramente estaba tan enojada que no sabía qué contestar y, después de unos segundos, colgó.

Sofía miró el celular, con una expresión muy seria.

Sebastián, que todavía estaba irritado, sintió una satisfacción tremenda cuando vio la respuesta de su hermana; su reacción lo sorprendió y le encantó.

No había duda: después del divorcio, Sofía había cambiado. Ahora era más fuerte y más decidida.

Y eso, a Sebastián, le gustaba.

—La verdad, me preocupaba que fueras a… —empezó a decir él.

Sofía lo interrumpió, levantando la mirada.

—Al fin lo admites. Sí estabas preocupado por mí.

Sebastián se puso serio.

—Qué egocéntrica.

Sofía lo observó, con una expresión tranquila.

—¿Por qué no me dejaste decirlo?

—¿Decir qué? ¿Para qué hablar? Si ella no te valora, ¿tienes que demostrarle lo buena que eres? Eso es dejarte manipular. Aunque le pruebes que vales, esa gente siempre encontrará nuevas formas de menospreciarte. Su arrogancia no va a cambiar nunca. ¿Por qué darles ese gusto? —contestó él, con un tono serio.

Sus ojos brillaban con una clara malicia.

—Es mejor dejarlos que le den vueltas al asunto y que digan lo que quieran. A mí me da igual. Pero si de verdad me provocan, también puedo aplastarlos.

Después de decirlo, alzó una mano.

Ella lo miró, sin entender.

—¿Y eso?

—Choca los cinco —respondió, y esta vez incluso sonrió.

Su expresión se relajó un poco, dejando ver un aire juvenil. En su mirada brillante se notaba la vitalidad y la confianza que tenía en el futuro.

—Vi que Valentina también pasó por ahí —añadió Joaquín.

En realidad, también había visto a Diego, pero como Sofía ya estaba divorciada, no le dio importancia.

—¿Podrán recuperar su base de datos rápido? —preguntó luego.

Sebastián sabía que Sofía había diseñado un código de reparación en un solo día; Valentina no podría igualarla. Si lo resolvían en menos de quince días, le parecería que Mateo la había sacado muy barata.

—Imposible. Todo fue formateado —dijo Sebastián.

—¿Qué…? ¡¿Me estás tomando el pelo?! —exclamó Joaquín, incrédulo.

La voz de Sebastián sonó amenazante.

—¿Acaso dudas de Sofía?

—¡No, no! Jamás dudaría de ella. Sofía es mucho más confiable que tú —respondió Joaquín rápidamente.

Al final, lo único que sentía era una profunda conmoción: no cualquiera podía meterse en una empresa de videojuegos y, además, provocar una destrucción tan absoluta.