Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano romance Capítulo 342

No dijeron nada, pero Sofía sintió que en ese momento ella y Alejandro estaban más cerca que nunca.

Podía sentir claramente la preocupación que él sentía por ella, era casi pura intuición.

De la nada, sin pensarlo, Sofía dijo:

—¿Te gustaría mudarte a mi casa?

Alejandro la miró fijamente.

Sofía lo miró directamente a los ojos.

—No me des tiempo para arrepentirme.

Alejandro entendió al instante que, como Sofía estaba tan mal, definitivamente lo estaba haciendo por Diego. Sintió un huracán de emociones dentro de él. Cuando escuchó las palabras de Sofía, no reaccionó de inmediato, pero cuando ella dijo la segunda frase, Alejandro comprendió.

Entendió que ella quería acercarse, y que, con valentía, había derribado la barrera que había entre ellos. Sin pensarlo, Alejandro la jaló hacia su pecho y la abrazó fuerte.

No era un abrazo tierno, sino dominador, que la envolvió por completo.

Sofía sintió su cara contra el pecho de él, escuchando el latido firme y tranquilo de su corazón. Se apoyó en él, sintiéndose segura mientras esperaba noticias de Carmen.

Poco después, Camilo le mandó un mensaje para tranquilizarla.

—Todo está bien, la voy a llevar a su casa.

Sofía levantó la cabeza.

—Voy a ir a la casa de Carmen.

Alejandro no discutió.

—Está bien, te acompaño.

Normalmente, Alejandro manejaría su auto, pero hoy no lo hizo. Se sentó en el asiento del copiloto, mirando su teléfono y mandando mensajes.

Probablemente era un asunto de la empresa, ya que estaba de viaje, pero Sofía no le dio mucha importancia.

Ella no vio la seriedad en la mirada de Alejandro. Él ya sabía lo que había pasado esa noche y también lo que le había ordenado hacer a Carlos.

Una vez que resolvió todo, Alejandro guardó el teléfono.

—Me voy a mudar contigo.

Sofía apretó el volante, un poco tensa.

—... Está bien.

Alejandro notó sus nervios. Quería saber qué eran ellos ahora, pero como estaban llegando a la casa de Carmen, Sofía no dijo nada.

El auto avanzó por la Calle del Sur, y Alejandro no preguntó nada más.

Hasta que llegaron, Alejandro nunca le soltó la mano. Y Sofía lo dejó.

Al bajar del auto, él por fin la soltó.

Sofía tenía la llave de la casa de Carmen. Vio el auto en el garaje y las luces encendidas; ya estaban en casa.

Abrió la puerta y entró.

Luego se quedó parada, sorprendida.