Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano romance Capítulo 46

El hombre en la foto tenía facciones impecables, ojos profundos llenos de sentimiento y un temperamento elegante. Realmente era impresionantemente guapo. Sofía fue honesta.

—Alejandro es más guapo.

Lisa exclamó:

—¡Dios mío! ¿No sería demasiada felicidad trabajar todos los días con un hombre más guapo que el mejor actor?

Si supiera lo difícil que era tratar con Alejandro, no pensaría así. Pero ya era hora de trabajar y Alejandro no había aparecido. La secretaria principal llamó a Sofía a su oficina.

—Este sábado hay una cena benéfica a la que asistirá el señor Montoya, irás con él —le dijo Mónica.

Señaló un documento en la mesa.

—Esta es la lista de invitados al evento. Estarás al lado del señor Montoya, y cuando alguien venga a socializar, inmediatamente debes proporcionar la información de esa persona al señor Montoya. Recuerda que esta es la primera vez que el señor Montoya aparece en el círculo de la alta sociedad, no puede haber ni el más mínimo error que lo haga quedar en ridículo, ¿entiendes? El evento de ayer se limitó al sector tecnológico y no fue una aparición pomposa como presidente de la Corporación Sierra, sino que fue acompañando al vicepresidente Carlos y solo se acercaron quienes ya lo conocían en privado. De lo contrario, no habría sido solo una reunión de unas veinte personas.

Esa cena era para revelar oficialmente su identidad, definitivamente iría mucha gente. Dinero viejo, nuevos ricos, celebridades, artistas veteranos... de todo tipo.

—Jefa, ¿por qué no vas tú a una ocasión tan importante? —preguntó Sofía.

Mónica puso una expresión seria.

—No preguntes tanto, esta es mi organización del trabajo. Si te digo que vayas, vas.

Sofía sabía que Mónica era decidida y firme, sus decisiones laborales siempre eran cuidadosas, de lo contrario no habría mantenido su posición en la alta dirección de la Corporación.

—Está bien.

Mónica observó la figura de Sofía alejándose. Sofía tenía las mejores capacidades, pero cada vez que había una promoción, se echaba para atrás. Llevaba casi tres años trabajando y ni siquiera había llegado a ser líder de grupo. Mónica quería darle más oportunidades de destacar frente al señor Montoya.

Se escuchó la voz suave de Valentina.

—Gracias, señora.

Manuela habló con tono mimoso:

—Esta semana vas a una cena, ¿verdad? Te conseguí un diseñador de alta costura de una marca internacional famosa. Tiene varios vestidos que ni siquiera las estrellas han usado, elige el que te guste y haré que te lo envíe para que te lo pruebes.

Valentina preguntó:

—¿Me lo prestaría?

—¿Prestado? Qué tacaño suena eso, Valentina. El que te guste, te lo compro —respondió Manuela.