Alejandro siempre había sido alguien admirable. El chofer, que lo acompañaba a diario, lo veía como un hombre con una fortaleza fuera de lo común. Había escuchado conversaciones sobre traiciones, negocios sucios, socios sin escrúpulos... Situaciones que a cualquiera lo habrían hecho perder la cabeza. Pero él, siempre sereno, resolvía todo con calma y precisión. No subía la voz, no mostraba enojo.
Esa tranquilidad era lo que más admiraba de su jefe. Por eso, cuando lo vio así, con dificultad para respirar, la cara tensa y las manos apenas temblando, el conductor no podía creerlo. Era como si, de repente, él perdiera el control por primera vez.
¿Con quién estaba hablando Alejandro para ponerse así? El hombre quiso ofrecerle ayuda, pero sabía que no le correspondía. Solo pudo mirar.
Alejandro apretó la mandíbula. Lo que más le dolía no era la discusión, sino la indiferencia de Pandora. Descubrir que ella nunca había visto su dolor, que pensaba que su relación con Ignacio era buena; eso le resultaba insoportable.
Necesitó unos segundos para controlar lo que sentía y, cuando habló, el tono era serio.
—Te llamé para informarte, no para escuchar tus sermones. No tienes el derecho de darme lecciones.
Terminó la frase y bajó despacio la mano con el teléfono. Su madre siguió hablando, pero él ya no la escuchó. Al final, colgó. Abrió la puerta del auto y subió sin decir nada. El chofer se apresuró a entrar. No hizo falta preguntar; entendió que su jefe solo quería regresar a casa. En silencio, tomó camino hacia el conjunto Vista Dorada.
El interior del vehículo quedó en penumbra. De vez en cuando, la luz de los faroles entraba por el parabrisas e iluminaba por un instante la cara tensa de Alejandro, sin ninguna emoción visible. Nadie habría podido adivinar qué pasaba por su mente. No parecía triste ni enojado, solo... vacío. Un silencio pesado lo rodeaba, del tipo que cualquier palabra rompería con torpeza.
Pasaron frente a una floristería y, sin pensarlo mucho, Alejandro pidió que detuvieran el auto. Bajó, entró al local y compró un ave del paraíso, la flor favorita de Sofía. Volvió a subir, con la flor entre las manos, mientras el auto bajaba al estacionamiento del edificio.


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Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano
Por favor otros medios de pago para poder conseguir monedas😫...
Muy hermosa pero hay mucha dificultad para leerla porque hay que tener monedas y sin ellas no hay acceso a los capítulos hay que tener otros métodos de desbloqueo gracias...
Please can you publish more than 6 chaps/day.. And today no chaps ???...
🥲...
Pague la aplicación y aún me faltan párrafos deberían prestar más atención en la traducción xq falta contenido no vuelvo a comprar en su aplicación...
Xq no ponen toda la novela de una sola vez me encanta y siempre tengo que esperar al otro día...
Me encanta la pasión la frialdad lo intenso ay no tiene de todo...
Es interesante...