Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano romance Capítulo 65

Carmen hizo clic en el botón de enviar. Se acercó a sentarse frente a Sofía, bebió el café que ella le había comprado y sonrió.

—Por supuesto que quiero, pero sé que lo más importante ahora es que termines tu tesis. Así que, no te voy a molestar por ahora. Pero cuando termines, no me voy a contener. Sin embargo, este es un trabajo urgente de un millón de dólares, sería tonto no ganárselo.

Al escuchar esto, Sofía se quedó inmóvil por un momento. Lo que ella quería hacer había quedado grabado en la mente de su amiga y, además, era respetado y valorado. Esto era algo que nunca había obtenido de Diego.

Al principio, había tomado la decisión firme de divorciarse en una situación "forzada". Pero en ese momento estaba cada vez más convencida.

El divorcio era lo correcto.

Sofía sonrió y dijo:

—Ya casi.

Carmen al principio no reaccionó. Después de dos segundos, entendió que la tesis ya casi estaría publicada. Sonrió como si estuviera medio muerta.

—Ya no puedo más.

Sofía se sintió confundida.

—Sofía, eres increíble.

Carmen había pensado que después de tres años de inactividad, le costaría un tiempo ponerse al día con el mercado que cambia constantemente. Pero se había equivocado, porque ella era un genio que estaba a la vanguardia de la industria hace tres años; estaba destinada a ser especial.

Sofía dijo:

—Durante este tiempo he estado estudiando más fuertemente que antes. Además, de la tesis ya tenía una parte adelantada.

—Jaja, la eficiencia de aprendizaje de un genio es diferente a la de las personas normales.

—... Bueno, está bien.

Ella no se mostró demasiado modesta, porque su velocidad era muy rápida. En ese momento tocaron la puerta, el empleado Bruno asomó la cabeza y preguntó:

Carmen dijo:

—No es necesario.

Con esa forma de actuar, no le agradaba para nada. Aunque la otra persona fuera tan capaz como Sofía, no colaboraría con ella. Además, tanta prisa obviamente significaba que la otra parte quería obtener algo de ella. Carmen, era quien tenía las cartas.

—Espérame aquí, cuando termine, te invito a almorzar.

Sofía asintió.

***

Con Bruno guiándola, se dirigieron a la sala de reuniones. Al pasar por el área de empleados, Carmen vio a varios agrupados chismeando. Probablemente estaban hablando de ese compañero. Ella quiso escuchar, pero los empleados la vieron de reojo e, inmediatamente, se concentraron en sus computadoras, con expresiones tan enfocadas como si estuvieran en una clase especializada. Carmen suspiró con resignación.

Incluso había causado comentarios, ¿era alguna personalidad importante? Al doblar la esquina, llegaron a la sala de reuniones transparente. Ella vio a la mujer sentada adentro, sus pasos se detuvieron abruptamente y, después de dos segundos, una sonrisa se dibujó lentamente en la comisura de su boca.