—¿Soy yo su esposa, o lo es ella? —El rostro de Selene se puso pálido de ira.
—Mantén la calma. —Amanda tomó la mano de su hija, consolándola.
Mientras tanto, Adriana no podía quedarse quieta, ya que le preocupaba que Amanda y Selene volvieran a crearle problemas.
En este momento, Dante le dio un ligero apretón en la mano. Fue una acción sutil, pero de manera extraña, tuvo un efecto tranquilizador en ella.
Volteó para mirar al hombre. Él estaba concentrado en el escenario y no tenía ningún tipo de expresión en el rostro, pero el calor de su mano le tranquilizó el corazón. Podía sentir que algo tiraba de sus fibras más sensibles, era una sensación extraña…
La cena se sirvió un rato después. La subasta benéfica de esa noche tenía un arreglo especial en el que los invitados podían cenar y participar en la subasta al mismo tiempo.
Los invitados se sentaron como unidades familiares: en cada mesa solo había invitados de la misma familia.
Adriana se lamió los labios de modo inconsciente cuando le sirvieron un plato francés en su mesa. El pequeño trozo de pastel, que había comido antes en el auto, no había sido suficiente para sentirse satisfecha.
Dante tomó la copa de vino tinto que le dio el mesero y la levantó hacia ella. Ella también brindó por él y bebió un sorbo del vino, mientras decía de manera despreocupada:
—¡Es en verdad generoso de su parte servir un vino tan fino a sus invitados!
—¿Eh? —Ladeó la ceja y preguntó—: ¿Sabes que vino es este?
—¿Cómo podría no saberlo? —Ella siguió cortando su filete y, sin levantar la vista, dijo—: Aubleener Blanc del viñedo S en Arkfield. Solo hay setenta y ocho barriles en todo el mundo. ¿No crees que es un desperdicio servir un vino tan exquisito en una función como esta?
—No sabía que estuvieras familiarizada con el vino —respondió mientras sus labios esbozaban una sonrisa—. De hecho, he adquirido todo el lote de Aubleener Blanc. Por derecho, nadie lo habría probado. ¿Cómo lo supiste?
—Visité el viñedo S con mi papá hace ocho años y lo probé en la bodega. Mi papá estaba intentando comprar unos cuantos barriles, pero fue una pena que alguien se lo llevara todo antes de que pudiéramos comprarlo. Nunca esperé que esa persona fuera usted.
Adriana se emocionó un poco al recordar el pasado. Cuando su padre aún vivía, la había llevado con él, en sus viajes alrededor del mundo y le enseñó demasiado…
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