El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 103

Paula tenía una expresión llena de resentimiento. —Ángeles, no creas que has ganado. Aunque me expulsen de la familia Castro, tengo lo necesario para regresar. ¿De verdad piensas que dieciocho años de vínculos emocionales son tan fáciles de cortar?

—Eso dependerá de tus habilidades —respondió Ángeles, ladeando la cabeza con una sonrisa irónica—. Tal vez si pude echarte una vez, también podría hacerlo una segunda.

—¡Perfecto, ya veremos!

Paula levantó el mentón con cierto aire de triunfo. —No te creas mucho. Mamá está molesta ahora y dijo esas cosas porque está enojada, pero cuando se le pase, seguro me permitirá regresar a la familia Castro.

Ángeles no respondió, permaneció en silencio.

Conocía mejor que nadie la importancia de Paula dentro de la familia Castro.

Y también sabía perfectamente por qué Nancy había abandonado rápidamente el lugar después de decir esas palabras.

Porque mantener a Paula fuera de la familia Castro era la manera de Nancy de darle una explicación a Ángeles.

Ese castigo leve, casi insignificante, fue todo lo que hizo falta para dar por cerrado el intento de Paula de envenenar a Ángeles.

Sin investigaciones, sin consecuencias.

Con el tiempo, cuando todo se calmara y la gente comenzara a olvidar el impacto de este incidente, Paula sería bienvenida de vuelta sin problemas.

Ángeles negó con la cabeza. Aunque intentaba mantenerse imperturbable, no podía evitar sentir un dolor punzante en el pecho.

No importaba si era en su vida pasada o en esta, la parcialidad de Nancy siempre había sido tan... descarada.

Paula se sacudió el polvo de la falda y, como si recordara algo, dejó entrever una sonrisa burlona. —Ángeles, ¿de verdad crees que con aferrarte a la familia Aguilar estás asegurando tu futuro? Déjame decirte algo: aunque el señor Pedro insista en que seas tú, nunca lograrás estar con Oscar.

Paula pronunció cada palabra con énfasis: —¡La posición de nuera en la familia Aguilar será mía al final!

...

Ángeles se detuvo un momento, algo inusual, y soltó una risa sarcástica. —Pues adelante, tómala. Ni Oscar ni esa posición en la familia Aguilar me interesan. Aunque me lo regalaran, no lo querría. ¿Entendido?

—Ja.

En fin, cada quien tiene sus prioridades.

Ángeles no quiso decir nada más. Mañana Lucía sería incinerada y enterrada. Esta noche, Ángeles planeaba velarla, para acompañarla en su último trayecto.

Al ver esto, Paula no se contuvo y volvió al ataque con sarcasmo: —Tienes talento, eso sí. Lograste que Lucía te traicionara. ¡Prefirió envenenarse a sí misma antes que hacerte daño! Incluso grabó una confesión en secreto para incriminarme y ayudarte a ti.

Ángeles le lanzó una mirada fría. —No todos son como tú.

—¿Y qué con eso? ¡Las personas actúan por sí mismas, es lo más natural del mundo! ¿Qué tiene de malo que yo busque mi propio beneficio? —Paula cambió de tono rápidamente, esbozando una sonrisa maliciosa—. En todo caso, Ángeles, tú también tienes parte de culpa en la muerte de Lucía, ¿no crees?

—Si no fuera porque tú te interpusiste en el camino de otros, Lucía seguiría viva, ¿no? ¿Cómo habría terminado siendo usada por Valeria y llevada al límite?

Paula se reía, satisfecha consigo misma.

La respuesta que recibió fue el golpe de una fotografía en blanco y negro de Lucía, que Ángeles colocó frente a su rostro.

De inmediato, el rostro de Paula cambió. En la foto, Lucía sonreía con dulzura, pero Paula sintió cómo se le erizaba la piel. Era como si aquellos ojos estuvieran mirándola directamente...