El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 280

Paula se quejó: —De verdad, mamá, no me faltan estas cosas, ¿por qué tenías que enviarlas especialmente?

El guardaespaldas entregó a Paula varias bolsas de papel, diciendo: —Señorita Paula, esto es un pastel y galletas que la señora Nancy hizo especialmente para ti.

Paula los recibió, abriéndolos uno por uno, y sonriendo hacia Ángeles que se dirigía hacia la puerta, exclamó: —La cocina de mamá es muy buena, son todos los sabores que me encantan.

—Ángeles, nunca los has probado, ¿por qué no comes un poco antes de irte?

Ángeles, sin ganas de participar, continuó su camino sin mirar atrás.

Pero después de salir del sanatorio, Ángeles se detuvo.

El comportamiento de Paula ya era de por si demasiado anormal.

Era como si se hubiera convertido en otra persona, sus acciones y su comportamiento eran completamente extraños.

Ángeles se giró y volvió al sanatorio.

Pero no para ver a Paula, sino para hablar con una enfermera sobre la condición de Paula.

La enfermera respondió: —La condición de la paciente era muy mala antes, todos los días hacía un escándalo, o rompía cosas o golpeaba a la gente. ¡Por esto, varias enfermeras y auxiliares resultaron heridas!

—Hace unos días en el comedor, incluso intentó apuñalar a alguien con un tenedor, afortunadamente fue detenida a tiempo, de lo contrario, las consecuencias hubiesen sido muy serias para ella.

—Oh sí, la herida en su cabeza fue el resultado de caerse durante esa pelea.

Así que eso fue lo que pasó.

Ángeles captó rápidamente lo esencial y preguntó: —Si su condición era mala antes, ¿y ahora?

—Ahora está mucho mejor. Es muy cooperativa con la medicación y las inyecciones, solo que no interactúa mucho con la gente, a menudo se sienta sola en su habitación, a veces durante todo el día.

Ángeles preguntó, además: —¿Ha tenido contacto con alguien del exterior recientemente?

—No, solo los familiares pueden visitar nuestro sanatorio.

—¿Ha tenido algún comportamiento extraño?

—Esto... —la enfermera pensó detenidamente, y de hecho recordó algo, respondiendo: —Si hablamos de comportamientos extraños, últimamente se ríe sola frecuentemente en su habitación, ¿eso cuenta?

—¿Desde cuándo empezó?

—Aproximadamente... Hace tres o cuatro días. Justo después de que se golpeó la cabeza, se despertó y se volvió mucho más obediente, dejó de golpear a la gente y de hacer escándalos.

En la habitación del sanatorio, justo cuando el guardaespaldas estaba por irse, Paula lo detuvo:

—Federico, espera un momento. Por favor, entrega esto directamente a las manos de mi madre, ¡muchas gracias!

Federico se sorprendió un poco, honestamente impresionado.

Después de todo, conocía el temperamento de Paula, y no era raro que la hubiera despreciado y dificultado las cosas antes.

No esperaba que, habiendo caído a tal estado, la persona anteriormente tan arrogante ahora actuara de manera educada y sonriente hacia él, un simple guardaespaldas.

Sentía tanto pena como admiración.

Federico tomó lo que Paula le dio.

Cuando regresó a la casa de los Castro, entregó el objeto a Nancy.

Era un amuleto de protección tejido con cordón rojo.

¡También lo había hecho Paula con sus propias manos!