El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 581

Ángeles dijo, —Yo pagaré la comisión de contratación.

—Muy bien perfecto.

Antes de que el avión aterrizara, la orden de contratación ya había sido emitida.

Con una elevada comisión, muchas personas querían aceptar esta misión; finalmente se confirmaron seis personas para esta misión.

Entre ellos había dos que Ángeles había visto anteriormente.

Eran dos de los nueve mercenarios que habían completado la misión junto a Bárbara cuando ella había publicado hace tiempo una recompensa de mil millones de dólares.

Uno de ellos, de complexión pequeña y delgada, tenía el nombre en clave "Mono", y el otro, que portaba una masa con dientes de lobo, se llamaba "Gran Tipo".

Además de ellos, los otros cuatro también tenían amplia experiencia en este campo.

Al provenir también del mundo mercenario, Bárbara los conocía muy bien a todos. —No te preocupes, Jefecilla, cada uno tiene sus propias especialidades. Están acostumbrados a este tipo de misiones de infiltración e investigación profunda, pronto tendremos noticias.

—Mmm y veremos.

Ángeles cerró los ojos y se recostó cansada hacia atrás.

...

Mientras tanto, en Solerana, en casa de los Pérez.

Lourdes se despertó por la mañana, se frotó un poco los ojos y tuvo la sensación de que algo malo iba a ocurrir.

Después de llamar a la criada, Lourdes preguntó como de costumbre por la situación de Vicente.

La respuesta que recibió fue la siguiente: —Vicente aún no ha despertado, pero el médico dice que su condición ya es estable, el veneno está disminuyendo de forma gradual y, aparte de que sus ojos no podrán recuperar la vista, su cuerpo ya no presenta graves problemas.

—Eso es algo bueno —Lourdes suspiró aliviada y pidió a la criada que le trajera al niño.

Martincito era un bebe muy obediente; después de tomar su leche, no lloraba ni hacía alboroto. De vez en cuando emitía balbuceos y todo su cuerpo olía a leche.

¿Era la persona que con tantas ansias ella estaba pensando?

¿Era lo que ella creía?

La sirvienta lo afirmó con frenesí: —Señorita Lourdes, no ha oído mal, ¡Juan ha vuelto! ¡Juan! Ha vuelto vivo, estaba en la puerta de la villa hace un momento, ¡ahora tal vez ya está en camino hacia aquí!

—¿De verdad?

Lourdes se sintió abrumada por la noticia. La sensación de recuperar de nuevo lo que se había perdido, la esperanza que había anhelado tanto día y noche, ¡finalmente se hacía realidad!

Innumerables oraciones devotas por fin habían surtido efecto, ¡innumerables esperanzas finalmente se convertían en realidad!

Lourdes lloró de alegría, entregó el niño que lloraba a la sirvienta y, sin importarle su débil estado, se las arregló como fuera para levantarse de la cama. ¡Ni siquiera se puso los zapatos antes de correr desesperada hacia afuera!

—¿Dónde está Juan? ¡Voy a verlo!