El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 64

¿Es necesario ser tan repugnante, tan despreciable y deshonesto?

Sin su consentimiento, e incluso después de que ella había rechazado claramente varias veces, aún así contrariaron su voluntad con un matrimonio arreglado por sus padres.

¿Acaso la consideran una mercancía que puede ser entregada así como así?

—¡Qué indignante!

Ángeles, furiosa, gritó y en un par de movimientos rasgó la invitación en pedazos, exclamando: —¿Dónde están los traficantes de tu familia, ah no, dónde está tu Pedro? ¡Quiero verlo!

Oscar soltó una risa fría: —Ángeles, tengo que decir que eres mucho más inteligente que las mujeres anteriores, llena de cálculos y con una mente profunda. Rechazas verbalmente, pero en realidad retrocedes para avanzar. ¡Vaya, qué astuta eres!

Te acercas a Pedro con el pretexto de rechazar el matrimonio.

Atraes su atención con el objetivo de rechazar la boda.

Y finalmente, asciendes a ser la futura señora de la familia Aguilar. Brillante, realmente brillante.

—¿Cómo puedo...? —Ángeles estaba tan enojada que se mareó. Había estado toda la noche aplicando inyecciones, consumiendo tanta energía y esfuerzo, sin comer nada, sin beber una gota de agua.

Ángeles no quería gastar energía discutiendo. Pasó por delante de Oscar y se dirigió directamente a la villa Casa Aguilar.

Necesitaba encontrar a Pedro y preguntarle por qué estaba haciendo esto. Ella había salvado su vida, ¿Pedro le pagaría así?

Pero apenas había dado dos pasos cuando Oscar la agarró del brazo y la tiró de vuelta con fuerza.

La fuerza fue considerable. El movimiento brusco hizo que Ángeles casi cayera, y su pequeña bolsa que llevaba cayó al suelo, de la cual rodó un paquete de agujas y... un cheque por un millón cuatrocientos mil dólares.

Paula, con buen ojo, rápidamente recogió el cheque y se tapó la boca con sorpresa: —Ángeles, no regresaste a casa anoche, ¿podría ser que...?

Una pausa perfectamente cronometrada, provocando infinitas conjeturas.

—Ángeles, ¿cómo puedes hacer algo tan vergonzoso? Si mamá y papá se enteran, ¿te imaginas cuánto sufrirán, cuánta vergüenza pasarán?

Paula cayó al suelo con un golpe.

El incidente ocurrió tan rápido que Oscar ni siquiera tuvo tiempo de extender la mano antes de que Paula ya estuviera en el suelo, con las rodillas raspadas y la piel rota.

Era una vista lamentable.

—Ángeles, ¡tú cometiste un acto vergonzoso y ahora te atreves a empujar a Paula! ¿Tienes algo de dignidad?

En un instante, Oscar se enfureció y levantó la mano hacia Ángeles.

Justo cuando el golpe estaba a punto de caer, un brazo delgado y fuerte se extendió y detuvo la mano de Oscar en el aire, impidiéndole avanzar ni un centímetro más.

Al ver quién era, Oscar cambió su expresión.

—¿Tío?