Clemente Sánchez estaba alterado que por poco moja los pantalones al darse cuenta de que Mateo intentaba matarlo al decirle a Salvador Cárdenas sobre el incidente. Salvador miró indignado a Clemente pues sabía que era uno de sus subordinados.
—Presidente Cárdenas, todo esto es un malentendido... — Parecía que estaba a punto de romper en llanto y se intentó defender:
—No era mi intención...
Salvador perdió la paciencia y de inmediato levantó la mano y les ordenó a sus hombres:
—¡Sáquenlo del edificio y rómpanle las piernas!
En ese instante, varios hombres fornidos rodearon a Clemente para sacarlo mientras que este rogaba y lloraba miserablemente por su vida.
-¡Momento! -gritó Salvador de repente.
Clemente vio esto como una oportunidad de redimirse y le suplicó:
-Presidente Cárdenas, prometo no volver a hacer algo como esto en el futuro. Le ruego que me perdone...
Salvador tomó una botella de cerveza y la estrelló en la cabeza de Clemente. -Tu voz es tan molesta, Clemente. Muchachos, sáquenlo y tírenlo al lago Eastcliff después de romperle las piernas -repitió.
Todos los presentes quedaron consternados al darse cuenta de que Salvador planeaba asesinar a Clemente. Mientras tanto, la familia Coronel estaba blanca como un fantasma. Antes de que esto ocurriera, Clemente era una de las personas más importantes con la quien se relacionaban, pero ahora quedó más que claro quién era realmente la persona más importante en el salón. Sin embargo, Salvador no era más que un personaje insignificante en comparación con Guillermo Navarro para quien trabajaba. Ninguno de los presentes podía imaginar cuán temible era Guillermo, quien se encontraba actualmente en el noveno piso. Mateo y Sasha tenían el gran honor de haber sido invitados por una figura tan
influyente.
Mientras nadie lo veía, Erick se acercó discretamente a Santiago y le dijo en voz baja:
-Santiago, yo iré con ustedes. Al ser el jefe de la familia Coronel, mi ausencia indicaría una falta de etiqueta de nuestra parte.
Santiago entendía perfectamente las intenciones de su padre y no estaba dispuesto a que lo tomaran por tonto. Al recordar todos esos años de sufrimiento, Santiago se sintió abrumado y comenzó a exaltarse. Miró a Erick sereno y dijo:
-Papá, me parece que olvidas algo. Mi familia y yo solo tenemos lugar con el personal del hotel y no se nos permitió sentarnos con los empleados del grupo. ¿En verdad nos consideras familia?
Erick quedó desconcertado y su rostro se llenó de vergüenza. Al final, Mateo y Sasha subieron con Salvador al noveno piso acompañados de su familia.
-¿Qué está pasando? -murmuró Jaciel. -¿Cómo es que el señor Navarro los invitara a ellos a subir? ¿Qué los hace tan especiales?
-¿Qué más podría ser? Seguramente la perra de Sasha debió tener una aventura con Navarro... —comentó Carlos.
-¡Cállate la boca! -dijo Erick indignado. -Carlos, será mejor que cuides lo que dices si valoras tu vida.
En ese momento Carlos comenzó a sudar frío al recordar que quien se atreviera a hablar pestes de Guillermo sufriría grandes consecuencias.
-Me parece que aquí hay más de lo que se ve a simple vista... —Erick dijo apretando los dientes. —Manda a alguien a investigar que debo llegar al fondo de todo esto.
Santiago y los demás estaban realmente impresionado al llegar al noveno piso con una decoración tan lujosa y extravagante. Todos en Eastcliff habían oído hablar del noveno piso de este hotel, pero solo pocas personas tenían la oportunidad de poner un pie en dicho piso. El simple hecho de estar presente en la representaba un gran estatus social reconocido por toda la ciudad. No había muchos asientos en el noveno piso, sino que en el centro se encontraba un escenario magnífico en el cual los actores y las celebridades brindaban espectáculos.
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