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El Regreso Del Yerno Misterioso romance Capítulo 42

De repente, la expresión en el rostro de Timoteo cambió y le dio una patada a Javier.

—¡Por poco y me olvido de aclarar el asunto contigo!

¡Estabas tan callado! ¡Javier, cómo te atreviste a crear un conflicto entre el señor Lara y yo!

La expresión de Javier también cambió drásticamente:

-Señor Guevara, ¿a qué se refiere? No entiendo...

Timoteo estaba furioso.

-¡¿Te estás haciendo el tonto, ¿eh?! ¡Hijo de perra, el señor Lara ya me contó todo! ¡Bastardo, por poco y matas a mi hijo! ¡Ni siquiera puedo pensar en perdonarte! ¡Guardias, llévense a este bastardo y alimenten a los perros con él!

De pronto, un grupo de personas se acercaron y se llevaron a Javier; Iván entró en pánico al darse cuenta de lo que estaba sucediendo y rápido corrió hacia ellos:

—Señor Guevara, por favor no se moleste con él... ¡Él no quería hacerlo, por mi propio bien, déjelo ir!

-¿Quién te crees que eres? ¡¿En verdad piensas que lo dejaría ir por ti?! —Timoteo agitó la mano con enojo— Llévense a este pedazo de basura y también dénselo a los perros.

A pesar de que Iván y Javier suplicaron juntos, nadie les prestó atención; por otro lado, el Dr. Yáñez invitó a Mateo a que se uniera al equipo de trabajo del hospital de la ciudad, pero él se negó por completo ya que no quería trabajar para un lugar tan reconocido. En cierta forma, prefirió quedarse en el servicio de urgencias de ese hospital. Entonces, para expresar toda su gratitud, Timoteo donó 50 millones al hospital y de manera anual, donaría otros treinta. El director del hospital, quien todavía se encontraba en un viaje de negocios, se alegró demasiado al escuchar la noticia y de inmediato le marcó a Mateo para agradecerle. Sin embargo, Mateo no contó la verdad sobre lo que había ocurrido porque quería mantenerlo en secreto por un poco más de tiempo; al final, lo único que sabía el personal del hospital era que Mateo le había salvado la vida al hijo del señor Guevara, el resto

de la historia no se dio a conocer.

En el momento que Iván y Javier desaparecieron del hospital, Mateo se sintió más tranquilo de trabajar ahí; tras salir a mediodía, se subió a su bicicleta eléctrica y se dirigió a la Farmacéutica Coronel, pero justo cuando llegó se pudo escuchar un grito que venía del interior.

-¡¿Por qué no nos dejan entrar?! ¡Somos empleados, por qué no nos dejan trabajar!

—¡Así es! ¡Además, ayer solo nos fuimos a casa y nos tomamos un descanso! ¡Ese día recibieron una gran bono de dinero, por qué a nosotros no nos dieron nada!

Capítulo 42 1

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