El Rey Lycan y su Oscura Tentación romance Capítulo 67

VALERIA

Me grita y es tan impresionante ver las facciones distorsionadas de Edward en expresiones adultas y crueles.

Meto la mano en mi escote y saco la estrella con las puntas en rojo, llena de mi sangre.

Él estira la pequeña mano y se acerca más, yo voy estirando la mía en un temblor.

Algo me grita que no debe tenerla, que ya he revelado demasiado.

Mi mente piensa frenéticamente, intento no mirar a su espalda para no delatar a Celine que se va acercando, aprieto la reliquia entre mis dedos y el metal brilla como la luz de luna.

Justo antes de que caiga en sus garras, se tensa y se gira de repente para enfrentar el ataque a traición de la Alfa.

Sombras oscuras se proyectan del pequeño cuerpo que lucha ahora con Celine.

— ¡Así que lograste vencer a mi centinela, eres una chica con muchos secretos!, me pregunto que diría Aldric Throne al respecto – se burla.

Veo con horror cómo garras afiladas crecen desde las manos de Edward, su velocidad a penas se puede seguir con la vista y un manto de oscuridad rodea toda su piel.

¿Qué tipo de hechizo oscuro es este?

Celine también es rara, pensé que se iba a convertir en una loba, pero sus ojos cambiaron a rojos, venas abultadas aparecieron alrededor de ellos y siseaba con caninos afilados y largos en su boca.

— ¡NOOO! – grité asustada cuando las garras de Celine hirieron el brazo de Edward.

Ese maldito vampiro luchaba con el cuerpo del niño sin escrúpulos, no le importaba masacrarlo porque no era su carne la que sufría.

¡Debía hacer algo!, porque igual Celine no estaba ganando y comencé a sentir las sombras a nuestro alrededor cambiando y retorciéndose en las esquinas, ¡más peligro se acercaba!

Miré a la reliquia sagrada llena de mi sangre, no sé en qué locura estaba pensando, pero la luz siempre sacaba a la oscuridad.

Aprendí en este tiempo a seguir mis instintos, a no resistirme más a mis rarezas, corrí hacia la pelea sin pensar ni analizar mis acciones.

“¡Celine, prepárate!”, le grité en su mente a la vez que alzaba la estrella en mi mano y bajaba el brazo para apuñalar a traición el hombro de Edward.

Lo sentía por el cachorro, pero era necesario.

Un grito que helaba la sangre salió de entre sus labios a la vez que esa energía oscura que rodeaba su cuerpo comenzó a desprenderse.

Lo pegué a mi pecho y halé su pequeño cuerpo hacia mí, mientras Celine agarraba esa silueta de un hombre y la estiraba hacia ella, era como un exorcismo macabro.

Caí al suelo con un fuerte impacto, golpeándome atrás la cabeza y siseando de dolor, pero nada me importaba más que el cuerpo rígido entre mis brazos.