~Scarlett~
¿Entonces para qué carajos ayudó antes?
Lo miré, completamente impactada. Yo creía que él era mejor que Jack Fuller. Pensaba que, aunque se preocupaba por Ava, al menos era decente.—No me voy a quedar —dije, conteniendo la rabia que ya me estaba haciendo perder la cabeza— Me importan un carajo esos papeles. Solo quiero que sepas que casarse con alguien más mientras estas casado se paga con la cárcel.
¿Es enserio eso que pensaba que con eso me iba a dejar controlar?, no pienso seguir perdiendo mi tiempo con esta mierda.
—No tengo la intención de casarme con Ava —dijo Sebastián, mientras levantaba la carpeta— Solo quiero una oportunidad. Tú me pediste una a mí, y ahora yo te la pido a ti... es lo único que quiero.
—¡Yo lo di todo por esa oportunidad! —le grité, enojada. Él sabía cómo darme donde más me dolía —Digamos que no lo haces por Ava, ¿de verdad crees que amenazarme es la forma? ¿Qué se supone que pierdo con todo esto? ¿Quieres quedarte atado a mí? ¡Perfecto, entonces hazlo!
Solo había una persona delante de nosotros para poder pasar la maldita fila de seguridad. Una chismosa que no dejaba de mirar. La fulminé con la mirada, y se asustó tanto que se volteo hacia el otro lado.
—Scar... —dijo Sebastián mientras apretaba la carpeta con una cara de preocupación. Solo con verlo, supe que no me estaba pidiendo que me quedara por él. Quería algo más. Y no había que ser un genio para saber que ese algo tenía nombre, y las iniciales eran AF.
La señora chismosa por fin pasó, y yo seguí con Adrián detrás.
—Scar —volvió a decir Sebastián bloqueando la fila— Tengo pistas de tus padres biológicos. Si te vas, te juro que las destruyo.
Me quedé congelada. No podía creer que esas palabras hubieran salido de su boca. Me giré de golpe y le di un golpe con mi bolso. Sebastián apartó un poco la cara, pero no lo esquivó. La esquina de mi bolso le cortó la frente. Y fue en ese momento cuando me di cuenta de que tenía un corte en el labio.
Pero no me importaba cómo se lo había hecho.
—¿¡Qué maricadas dijiste!? —le grité, pero Adrián se me adelantó y se acercó dándole el golpe más rápido que he visto en mi vida. Me quedé con la boca abierta.
De la nada, había varios hombres sacándonos de la fila a la fuerza.
—¡Cierra la boca si no sabes ni lo que significa lo que estás diciendo! ¡O yo te meto una demanda por difamación! ¡Anda, ve y pregúntale a tu 'víctima' si va a presentar cargos!
Sebastián miró hacia otro lado. Aunque dijera que no, dudaba que pudiera irme de todas formas. Pero no dijo nada. Solo se quedó ahí, viéndome con desesperación.
Le murmuré un 'gracias' a Adrián y me fui corriendo... pero terminé chocándome con Ava.
Por puro instinto, me giré en el último segundo para no tirarla al piso.
Caí al suelo, sentada, me agarré el tobillo por el dolor que sentía, que me ardía como si estuviera en llamas.
Se me salieron unas cuantas lagrimas del dolor que sentía.

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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Ella Aceptó el Divorcio, Él entró en Pánico