~Sebastián~
La sorpresa en sus ojos solo me demostró cuánto la había ignorado, cuánto la di por hecho , y cuánto había estado aguantando sola todo este tiempo, que hasta una simple propuesta como esa la dejaba sin palabras.
Me fulminó con la mirada, pero esos ojos nublados le quitaban el poder a su enojo y la hacían verse como una gatita lastimada. Su carita y sus mejillas rojas hicieron que se me ablandara el corazón.
No quería volver a ver el dolor en sus ojos. Solo quería quitárselo, como fuera.
Incliné la cabeza, acercándome para besarla.
—Si te atreves… —me dijo Scar entre dientes, furiosa, y alzó la mano para darme una cachetada. Le agarré la muñeca suavemente, y le susurré al oído.
—¿No ves que ella sigue mirando?
Scar dudó por un segundo. Esos ojitos brillosos y nerviosos miraron hacia la puerta, y aproveché el momento para rozar mis labios con su cuello, justo ahí, en ese rincón suave que me tenía obsesionado.
Un beso robado. Pero el más dulce de todos.
Me quedé ahí un momento, saboreándola como una abeja pegada a su flor. Robándole un poquito, sí, pero era lo único que me mantenía vivo.
—¡Ya basta! —grito Scar empujándome, y no tuve de otra más que soltarla.
Me imaginé que Ava ya se había ido.
Me alejé un poco para darle espacio. La busqué con la mirada, pero ella volteó la cara, aun molesta. ¿Era mi imaginación o sus mejillas estaban aún más rojas?
—Si esta es tu forma de deshacerte de mí para volver con Ava, estás muy equivocado…
—Para nada solo quiero decirte que te he extrañado —la tomé del mentón antes de que sus labios siguieran escupiéndome balas— No estoy aquí por Ava.
—Sé que piensas que acercarte a Jack es la única forma de descubrir la verdad sobre tu pasado. Pero no es así —suspiré— Déjame ayudarte. Tengo formas más fáciles y mucho menos peligrosas.
Nunca voy a olvidar lo feliz que fue cuando se casó conmigo. Fue la única mujer que vi que se fue de su casa sin llorar y con una sonrisa enorme, diciéndome que sentía que todo era perfecto ahora que por fin era libre.
Pero yo fui otra nube negra en su vida, haciendo una tormenta sobre ese hogar nuevo por el que tanto se ilusionó.
Aquí nunca fue feliz. Estuve seguro de eso durante mucho tiempo. Pero al final, logré que me dejara… completamente convencida de que era lo mejor.
—¿Qué es lo que en verdad quieres en lo profundo de tu corazón Sebastián Knight? —Scar se cruzó de brazos, mirándome directo a los ojos, seria.
—Quiero protegerte —le dije, sabiendo que esa respuesta solo iba a recibir una mirada llena de desconfianza. Y me la merecía.
—Deseo de corazón otra oportunidad contigo, señora Knight.

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