~Scarlett~
—¿¡La encontraste en el piso?! —preguntó Ava, atónita. A juzgar por el sonido, entró a la oficina y cerró la puerta— ¿En serio se perdió la llave?
—Perdón —dijo Sebastián.
La amargura en su voz me dolió. Odiaba mentir, y ahora lo obligué a hacerlo. Y peor aún, a alguien que le importaba. Poco a poco, voy a acabar dominándolo por completo.
Asomé la cabeza por la puerta para espiar, solo para ver a Ethan, el ayudante de Ava, pegando la oreja a la puerta de la oficina. Nos asustamos mutuamente y los dos nos echamos hacia atrás.
—¿Pero por qué estás aquí? —preguntó Ava, llena de sospecha— ¡Tú me dijiste que nos viéramos en el bosque, donde me salvaste!
¡A mierda!
Me puse un audífono mientras salía corriendo por la puerta. No sabía qué le había escrito Lucas, pero sí sabía que era junto al lago. ¡¿Por qué no le dije eso por lo menos?! ¡Necesitaba avisarle!
—¿En el bosque? —preguntó Sebastián con un tono que sonaba genuinamente confundido— ¿Leíste mal el mensaje? ¿Por eso no fuiste al lago?
¡¿Qué?! Me quedé congelada en el pasillo, mirando directamente a Ethan. Él también se quedó quieto, pensando que yo estaba sorprendida al verlo, pero no era por eso.
¿Cómo supo Sebastián lo del lago? Lucas debió borrar el mensaje. Incluso yo lo habría hecho.
—¡Lo lamento mucho! —Ava suspiró un largo rato, aliviada, creyéndole a Sebastián— Pensé que Scar me había mandado ese mensaje para hacerme salir, así que no fui…
Al ver que yo no me movía, Ethan dudó entre fingir normalidad o seguir escuchando. Al final, su lado chismoso ganó y volvió a pegar su oreja a la puerta.
Solté mi cabello para tapar el audífono, y apoyé la oreja contra la pared como si hiciera lo mismo que él. Ethan quiso hacerme a un lado con una seña, como cuidando a su jefa, pero quería saber tanto el chisme que no le aviso a Ava que yo estaba ahí, así que solo le sonreí y seguí escuchando.
—Está bien —dijo Sebastián con un tono relajado— Tal vez deberíamos salir.
—Bueno, ¡¡¡si!!! —Ava cambió su tono de voz a uno meloso y de niña consentida— ya que estamos aquí… ¿por qué no terminamos la conversación que querías tener?
Toc toc. Dos golpecitos llegaron por el micrófono y suspiré de alivio —Sebastián había encontrado mi teléfono y lo tenía asegurado. Vio que la llamada seguía y me estaba mandando una señal.

VERIFYCAPTCHA_LABEL
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Ella Aceptó el Divorcio, Él entró en Pánico