Enamórate de la Chica Sin Lobo a Primera Vista romance Capítulo 3

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Cuando Landon recuperó la conciencia, la mayoría de sus heridas habían sanado. Incluso la severa herida de bala cerca de su pecho había sido tratada, aunque, al ser de una bala de plata, no estaba sanando tan rápido como el resto.

Inmediatamente giró su cabeza para examinar sus alrededores, pero no vio a la chica que lo había salvado. «Extraño. ¿Por qué me siento... decepcionado?»

«Flex, ¿cómo te sientes?», le preguntó Landon a su lobo a través del Enlace Mental.

«Estoy bien ahora. No pensé que me recuperaría tan rápido después de ser golpeado con Matalobos», respondió Flex, su voz enérgica. Landon dejó escapar un suspiro silencioso de alivio.

Claramente, la chica no solo había removido la bala: también lo había desintoxicado.

«Estoy seguro de que estás ansioso por conocer a nuestra salvadora», le comentó Landon a Flex antes de convocar a su beta, Nathaniel Frost, vía Enlace Mental.

Nathaniel llegó al laboratorio médico de la Universidad de Falindale poco después. La vista de Landon, empapado de sangre y golpeado, casi lo detuvo en seco.

—¿Alfa, estás bien? —La voz de Nathaniel estaba espesa de preocupación.

Desde el momento en que Landon desapareció, Nathaniel había estado plagado de ansiedad. Ahora, viéndolo así, no podía ocultar su alarma. Landon no era solo el alfa de la Manada de las Sombras; era el alfa más poderoso del continente de Montedra. Para que alguien lo hubiera herido tan severamente... «¿Con qué tipo de fuerza estamos lidiando?»

Si Landon fuera dañado aún más, no solo arrojaría a la Manada de las Sombras al caos: toda la sociedad de hombres lobo de Montedra estaría en riesgo de desmoronarse.

—Estoy bien ahora —dijo Landon, su tono pesado—. Contrataron mercenarios hombres lobo esta vez, y usaron una bala de plata. Alguien está desesperado por verme muerto.

—¿Fuiste golpeado por una bala de plata? —los ojos de Nathaniel se abrieron con incredulidad—. ¿Cómo estás...?

—Alguien me ayudó a removerla. Averigua quién me salvó —interrumpió Landon.

—Sí, Alfa.

Una vez que Nathaniel confirmó que la condición de Landon no era crítica, lo escoltó de vuelta a su residencia temporal en Falindale antes de partir a investigar a su salvadora misteriosa.

A la mañana siguiente, Nathaniel regresó con una carpeta de información.

—Alfa, la encontré —anunció Nathaniel, entregando los documentos.

Landon abrió la carpeta y hojeó su contenido, sus cejas frunciéndose.

—¿Una estudiante de 17 años? ¿Ni siquiera ha despertado a su lobo? —Se detuvo. «¿Una loba adolescente sin despertar derrotó a un equipo de mercenarios y realizó una cirugía compleja?»

—Nathaniel, ¿estás seguro de que esta información es precisa? —preguntó Landon con escepticismo.

—Sí, Alfa —respondió Nathaniel firmemente—. Estaba igual de sorprendido cuando lo vi, pero he verificado y triple verificado todo. Definitivamente es ella.

Nathaniel entregó una fotografía. Landon tomó la imagen y se congeló. El rostro que lo miraba era inolvidable: joven, radiante y deslumbrantemente hermoso. Pero fueron sus ojos azules, vívidos y cautivadores, los que mantuvieron su mirada.

—Una loba sin despertar de 17 años que puede luchar contra mercenarios y realizar cirugía avanzada. Interesante.

—¿Deberíamos regresar a Navoris? —preguntó Nathaniel tentativamente.

Apenas habían puesto un pie en Falindale, y este ataque parecía un movimiento calculado para evitar que estuvieran aquí.

—Aún hay trabajo que hacer aquí. ¿Por qué nos iríamos? —respondió Landon fríamente—. Si tienes miedo, siéntete libre de regresar por tu cuenta.