Jefe Irresistible: Rendida a su Pasión (de Maria Anita) romance Capítulo 113

113 /1418

—Catarina, quiero hablar contigo.

—¡Pero eres muy desconsiderada, eh, vagabunda, para venir aquí a fastidiar a mi amiga! —Samantha ya empezó a decirle a Ana Carolina.

—Catarina, si no fuera importante no vendría detrás de ti, pero, por favor, solo escúchame —Ana Carolina hablaba como si estuviera llorando y con un esfuerzo evidente por ser al menos agradable.

—Ni de broma. Vete de aquí y deja a Cata en paz —Samantha estaba irritada y era peligroso que se lanzara al cuello de Ana Carolina.

—Sam, déjala, voy a escuchar lo que tiene que decir, no quiero que me esté rondando por ahí. Es mejor escucharla de una vez y liberarme de esta carga —le dije a Samantha.

Ana Carolina no perdió tiempo, jaló la silla a mi lado y se sentó.

—Mira, Catarina, voy a hablar contigo de madre a madre —comenzó y se puso la mano en el pecho—. Sabes que es difícil criar a un hijo sola y sé que estás criando al tuyo porque ni siquiera sabes quién es su padre —ya comenzaba a arrepentirme de escuchar a esa peste. Esto solo pudo haber sido Celeste quien se lo contó a esta niña diabólica.

—¡No hables de mi hijo! Sea lo que sea que tengas que decir, no lo metas en esto —advertí hirviendo de rabia.

—Quiero pedir, incluso suplicar si es necesario, que te apartes del camino de Alessandro. Él tiene la obligación de casarse conmigo y darle un hogar y una familia a mi bebé. Así que vine a pedirte, Catarina, por favor, no hagas que mi hijito crezca sin padre. Sal de la vida de Alessandro —esa serpiente lloraba copiosamente.

—Ana Carolina, no estoy impidiendo que Alessandro se case contigo y formen esa familia perfecta que tanto quieres. Terminé con Alessandro el día en que dijiste que estabas embarazada. Si él no quiere casarse contigo, no puedo hacer nada —dije intentando no desmoronarme en lágrimas frente a esa vaca.

—Pero sigues trabajando con él, no te has apartado de su camino —se quejó haciendo pucheros.

—No voy a dejar mi trabajo. Sé que sabes muy bien que ahora soy asesora de Patricio, así que no tienes por qué seguir molestándome. ¡Si crees que me vas a convencer de renunciar, desiste! No voy a renunciar —ya me estaba irritando.

—¡Eres mala, Catarina! —comenzó a gritar—. Quieres robarle el padre a mi hijo.

De repente, todos en el restaurante nos estaban mirando y quería meterme en un agujero. Por la forma en que gritaba, parecía que yo era una perra dejando a un hijo sin padre. Eso fue el límite para mí.

—Ya hiciste tu show y ya dije que no estoy en la vida de Alessandro, pero no voy a dejar mi trabajo —dije levantándome—. Ahora, por favor, no me busques más —les di la espalda y salí.