El doctor me ordenó acostarme del costado donde me realizaron la biopsia, para ejercer presión en la zona y así evitar sangrados o hematomas. Tenía que estar de esta forma varías horas.
Lastimosamente, el televisor estaba presentando fallas, el mismo director del hospital vino a ofrecer disculpas por los inconvenientes y nos quiso conceder otra habitación, pero me negué.
Ya fue muy difícil para mí entrar al hospital después de lo sucedido, además que los doctores tuvieron que venir a hacer la biopsia en esta habitación en lugar de llevarme a un quirófano, porque no quería ser paseada por el hospital.
Preferí quedarme viendo la pared hasta que me den el alta.
—Ten —Frederick me colocó su celular en la camilla, frente a mi rostro. Puso una película de misterio antigua, una que me gustaba mucho a pesar de que ya sabía cómo terminaba.
Me entretuve viéndola, mientras que mi ex estaba sentado detrás de mí, haciendo Dios sabe qué, ya que yo tenía su celular.
Una enfermera entraba cada quince minutos a revisar mi estado.
—Ya sé está comenzando a inflamar, pero es lo normal, no se preocupe ——dijo después de acomodar mi vendaje.
Lo cierto era que me estaba comenzando a doler también, pero levemente. Y según me explicaron, eso también era normal.
Una vez que la enfermera se fue por tercera vez, continué viendo la película. Aunque no me podía concentrar para nada, ya que su celular recibía demasiados mensajes.
—Frederick, te están escribiendo... Otra vez —dije, reacia.
Me preguntaba si los mensajes que le llegaban eran meramente laborales o había algo más.
Me resistí la tentación de mirar gracias a que mi exesposo tomó su celular para revisar. Lo observé mientras estaba concentrado en su tarea.
El hombre que parecía tan sensible y angustiado por mí en medio del procedimiento, había desaparecido. En su lugar, tenía al Frederick corazón de piedra.
Dejó el celular frente a mí nuevamente y volvió a su puesto.
—Frederick… —Lo llamé quince minutos después.
—Dime, Charlotte.
—Necesito ir al baño, ¿puedes llamar a una enfermera para que me ayude a levantarme?
Salió de la habitación, haciendo lo que le decía. Es raro verlo tan servicial. Supongo que es uno de los beneficios después de la biopsia.
Volvió a los pocos minutos, azotando la puerta corrediza.
—¡Al diablo esos inútiles! —gruñó, acercándose a mí—. Yo te llevaré.
—¿Qué? ¿Y la enfermera?
—Hubo una emergencia masiva y la mayoría tuvo que ir a cubrir urgencia. Hay poco personal —Con un movimiento rápido, me sentó. Su mano fue al instante a la zona afectada, presionando el área.
—Señor Lancaster, yo puedo ayudar a la señora a ir al baño —Un enfermero entró en la habitación.
—¡Ya dije que no es necesario, yo me haré cargo! —respondió con dureza.
—Insisto, señor Lancaster…

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