Entrar Via

La amante secreta de mi exesposo romance Capítulo 31

David abrió cada cubículo con extrema rapidez, asegurándose que estuvieran vacíos. Ya no vestía su disfraz de doctor, llevaba unas botas gruesas, unos jeans y una chaqueta.

—Tenemos que salir de aquí, Charlotte —dijo al final, tomándome de los hombros.

—David, ¿qué ocurre? —Su nerviosismo era contagioso y me ponía los pelos de punta—. Necesitas irte de aquí ahora mismo. ¡Te va a matar!

—¡Charlotte, no tenemos tiempo! —Sus ojos parecían ser más grandes de lo normal, sus pupilas dilatadas—. Esta podría ser nuestra última oportunidad de escapar.

¿Escapar?

Algo se movió en el fondo de mi estómago. ¿Esperanza? ¿Miedo?

—¿Escapar a donde? —pregunté, tragando saliva.

—No puedo explicarte el plan ahora. Estamos perdiendo tiempo valioso —Extendió su brazo, ofreciéndome la mano—. Tienes que decidir, Charlotte. ¿Nos vamos de aquí o te quedas siendo su prisionera?

Veía su mano como si mi vida dependiera de ello, y la verdad, si dependía. Podría dictar mi libertad o una sentencia de muerte.

Si me escapaba y Frederick me llegaba a encontrar, me obligaría a volver y me demandaría por incumplir las cláusulas del contrato. Yo había hecho un trato con él, podría perder mi tratamiento, todo por lo que me he esforzado, las humillaciones que he aguantado.

—¡No hay tiempo para esto! —gruñó David ante mi indecisión, tomando mi mano.

—Pero… No puedo irme, estoy enferma. Él está cubriendo mis gastos —Bajé la cabeza, avergonzada.

—¡Ya lo sé! Yo me haré cargo a partir de ahora —Presionó mi mano con un poco más de fuerza.

Parpadeé, impactada por lo que me estaba ofreciendo David. Estaba buscando llevarme lejos de Frederick, ocultarme de él, liberarme y cubrir mis gastos médicos.

Era una oportunidad única en esta vida.

Antes de poder responderle, me jaló y solté un quejido al sentir como tiraba de mi herida.

—Ya van… David.

No me dejó terminar, tiró de mi mano con más fuerza y me vi en la obligación de seguirlo para evitar sentir como mis órganos estaban siendo presionados.

Me sacó del baño y fuimos al otro lado del pasillo.

—¿A dónde vamos? —pregunté al notar que ignoramos el salón principal. Estábamos tomando otro camino.

Nuestro precio es solo 1/4 del de otros proveedores

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: La amante secreta de mi exesposo